Se estrenó la esperadísima película sobre la amada muñeca: “Barbie”, protagonizada por Margot Robbie y Ryan Gosling, co-escrita y dirigida por Greta Gerwig. Con su exitosa llegada, ya tiñó todo de rosa, ¿continuará haciéndolo por varias semanas? La historia es sobre Barbie Estereotipada (Robbie), que vive en BarbieLand, con todas sus amigas Barbie y los Kens (principalmente Ken “Playa”, interpretado por Gosling). Por supuesto, no hay que olvidar a Allan (Michael Cera). Todos los días en esa ciudad son perfectos, no hay problemas, conflictos y ni siquiera un mal peinado. Sin embargo, un día eso cambia. Los talones de Barbie tocan el piso, sus muslos tienen celulitis, y además empieza a tener pensamientos oscuros sobre la muerte. Por eso, y luego de hablar con la Barbie Rarita (Kate McKinnon), la muñeca estereotipada decide ir al mundo real a resolver el problema, encontrando a quien sea que le esté causando esto. Por supuesto, Ken decide sumarse a la aventura, pero para su sorpresa, descubre todo un lado de sí mismo (y del mundo) que no conocía. ¿Podrá Barbie tomar las riendas de su destino y salvar BarbieLand? En principio, vemos la fuerte impronta de Gerwig plasmada, más que nada, en lo ingenioso que es el casting, los diálogos y la estética; y lo es de una forma diferente a otros filmes que ella ha dirigido, como “Lady Bird” (2017) o “Mujercitas” (2019). Las reglas de la ciudad de las muñecas, y cómo debían vivir éstas en ella, llenan de humor la pantalla, e impulsan una gran complicidad con el espectador que, muy probablemente, en algún punto jugó con Barbies o quiso hacerlo. Por otro lado, la fantasía del film, y cómo está tan fácilmente construida, nos atrapa desde el principio. Las performances de los actores son sumamente aprovechadas por la cámara. Margot Robbie (y todos las habitantes de BarbieLand) realmente logran representar cómo nosotros hubiéramos imaginado que nuestras Barbies hablarían. El elenco logra conectarnos con nuestras infancias y adolescencias, y enfrentar aquellos temores o vergüenzas que podrían haber comenzado a existir en esa época y conviven con nosotros hasta hoy. Por eso es importante su labor: sus diálogos e interpretaciones no sólo cuentan una historia, sino cuentan la de todos nosotros, de una forma sumamente catártica. Es importante destacar lo fabulosamente elaborada que es la estética de este film, en donde el rosa predomina por momentos, pero también se genera un contraste fuerte cuando los protagonistas llegan al mundo real. Se usa mucho el lenguaje de los colores, ya que tanto los vestuarios como la escenografía y la iluminación van cambiando a medida que Barbie resuelve diferentes problemas. Algo de lo que no se habló lo suficiente es de lo genial que es la banda sonora musical, y cómo está coordinada con todo lo que pasa en pantalla, y en nuestras mentes. El film está escrito, filmado, editado y musicalizado desde el punto de vista del espectador, de una forma integral. No deja nada al azar, explica su objetivo, y es totalmente consciente de sí mismo. Recomendamos fuertemente “Barbie” para estas vacaciones de invierno; personalmente me emocionó mucho y quiero volver a verla en pantalla grande cuanto antes. Por Carole Sang
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Tom Cruise se corona como el rey de los blockbusters en “Misión Imposible: sentencia mortal - Parte 1”. Si hay alguien que sabe superarse es Tom Cruise, quien en cada película se retruca a sí mismo haciendo cosas de otro planeta. Pero sus locuras no son vacías, están acompañadas de atrapantes historias y grandes personajes que hacen que la saga de Misión Imposible siga más viva que nunca después de tantos años. En esta nueva entrega Ethan Hunt y su equipo emprenden la misión más peligrosa hasta el momento: Rastrear una nueva arma que amenaza a toda la humanidad antes de que caiga en las manos equivocadas. Esta sinopsis quizás suene trillada pero no quiero spoilear la trama. Lo único que diré es que dicha arma está demasiado cerca en los tiempos que corren. La historia avanza como un avión en la pista, carreteando despacio, y para cuando despega no hay manera de detenerla. Las bases se sientan sólidas, el equipo se reúne y se presenta al enemigo. El resto del elenco lo completan Rebecca Ferguson como Ilsa, Simon Pegg como Benji, Ving Rhames como Luther y Vanessa Kirby como Alanna. Todos realizan aportes claves a la trama y guían a Ethan a lo largo de su misión. La fotografía, los paisajes y las secuencias de acción son de lo mejor de la saga y nos mantienen al borde del asiento durante las más de dos horas que dura el filme. Seamos sinceros, todos esperábamos ESE momento del salto en moto de Tom que ingeniosamente difundieron como parte de la promoción, y puedo decirles que es ALUCINANTE. Es como si se parara el tiempo por un instante y arranca más de un suspiro y aplausos. Un verdadero espectáculo. Tom Cruise nos regala la primera de dos dosis de adrenalina y acción que se completará el año próximo con “Misión Imposible: sentencia mortal - Parte 2”. Tal como insisten sus protagonistas, recomiendo fervientemente verla en la pantalla grande. Por Matías Villanueva Aten sus cordones y corran al cine que llegó “AIR”, la nueva película de Ben Affleck sobre el comienzo de la revolucionaria asociación entre Nike y Michael Jordan. Al ritmo de “Born in the USA” se cuenta esta épica norteamericana sobre cómo un simple cazatalentos cambió la historia del marketing deportivo. Una gran apuesta que definió la carrera de un equipo poco convencional guiado por Sonny Vaccaro (Matt Damon), y que revolucionó la industria de la indumentaria y del deporte con un contrato sin precedentes al entonces novato Michael Jordan. Con guion de Alex Convery, la película cuenta con un elenco plagado de estrellas. Está protagonizada por Matt Damon (quien sostiene en gran parte a la cinta con su interpretación), Ben Affleck, Jason Bateman, Chris Messina, Marlon Wayans, Chris Tucker y Viola Davis. Todos habitan sus roles y aportan matices diferentes al relato. Confieso que de entrada había algo en la temática que no me terminaba de atraer, pero el metraje de casi 2 horas se me pasó volando. Con grandes intérpretes, un ritmo narrativo veloz y el soundtrack más ochentoso (y norteamericano) que existe, Ben Affleck luce nuevamente sus dotes de dirección. El film posee una estructura similar a los dramas deportivos que la anteceden (Me hizo acordar a Moneyball) y tiene cierto aire de aspiración a ser la “Jerry Maguire” de las nuevas generaciones (la historia juzgará si lo logra o no). A pesar de no tomar grandes riesgos, la cámara siempre se ubica en el lugar correcto y hay un minucioso trabajo de fotografía del enorme Robert Richardson. La dirección de arte juega un rol clave a la hora de transportarnos a la época. Dos decisiones que a mi parecer dan identidad al film evitando que se torne chato y genérico son: la utilización de imágenes reales de archivo que unen la acción y nos mantienen conectados con la cultura pop americana de los años 80 (gran secuencia de montaje en los créditos iniciales); y la decisión de no mostrar al gran protagonista de esta historia: Michael Jordan. Al basquetbolista lo imaginamos a través de la conexión con su madre (Viola Davis), quien conoce el valor del inmenso talento de su hijo y es quien negocia el contrato. “AIR” es entretenida e inteligente. Una oda al basquetbolista más grande de todos los tiempos y, por sobre todo, a la famosa marca de la pipa. Por Matías Villanueva Ya se estrenó “ASFIXIADOS”, una comedia dramática argentina dirigida por Luciano Podcaminski, protagonizada por Leonardo Sbaraglia y Julieta Díaz que intenta quitarnos el aliento… ¿Lo logra? Un matrimonio adinerado decide ir de viaje en el barco recién comprado por Nacho (Sbaraglia). Tanto éste como su esposa Lucía (Díaz) viven muy ocupados; sus vidas laborales los separa constantemente, por eso el viaje en yate parece una oportunidad para disfrutar de los frutos del trabajo de ambos, reencontrándose por medio del ocio. Ellos invitan, además, a un cercano amigo de él, Ramiro (Marco Antonio Caponi), que trae a su novia, Cleo (Zoe Hochbaum), que es una joven muy despreocupada y seductora. Ambas parejas conviven en medio del mar, aislados del resto del mundo, y con la posibilidad de desconectarse del trabajo que tanto los abruma en tierra. Sin embargo, Nacho está buscando la forma de producir una película, Lucía trata de decirle algo importante, y Ramiro no puede dejar que una situación financiera entre ellos empeore. ¿Podrán superar estas circunstancias tan incómodas o terminarán hundiéndose? El film es muy bello estéticamente. La dirección de arte es lo mejor. Está muy bien logrado el sentimiento de estar en un barco, que tiene espacios compartidos limitados, superficies elegantes, colores tranquilizantes. El vestuario aporta también, dando color al arco (y humor) de cada personaje. Los colores en pantalla recuerdan a películas como las de Wes Anderson por momentos, en donde la armonía y colores pastel predominan, y esto contrasta con las situaciones dramáticas que se sostienen. Por otro lado, es necesario comentar sobre el guion. Aparte de ciertos momentos ingeniosos, que no alcanzan a sostener al resto, no hay un hilo real en la historia que nos permita a los espectadores mantenernos interesados por la trama. Lo peor de todo es el final que queda demasiado inconcluso. Se intenta dar un cierre poético, romántico, quizás hasta apasionado, pero no deja que la audiencia se vaya conforme. Hay que agregar que ninguno de los personajes realmente crece o desarrolla una nueva habilidad para comunicarse con el otro, que era la principal dificultad del matrimonio. A pesar de tener un correcto trabajo de dirección (exceptuando el final), por momentos lo único que logra que la película funcione son los actores. Excelentes intérpretes, encuentran la manera de dar sentido a la historia y al estándar del género. Un aspecto técnico que no se destaca para nada es la fotografía. Aburridísima, como si fuera un comercial de yates. Un punto que hunde a este filme es la vagancia creativa al generar los efectos especiales. Los temporales que se escuchan no se ven, y viceversa. No tiene el menor sentido cómo se decidió construir las tormentas, no son verosímiles. Es lamentable, dado que se nota que hay abundancia de recursos, pero mal utilizados. Una película agradable a la vista, que podría estar mucho mejor. A pesar de sus puntos débiles, siempre da gusto ver que la industria nacional se mueve. Por Carole Sang Llegó a las salas "QUIZÁS PARA SIEMPRE", la nueva comedia romántica escrita y dirigida por Michael Jacobs, protagonizada por Diane Keaton, Richard Gere, Susan Sarandon y Emma Roberts. Apunta hacia nuestros corazones, pero ¿da en el blanco? Michelle (Roberts) y Allen (Luke Bracey) llegan a un cruce de caminos en su relación, en donde se debe tomar una decisión: llevar hacia adelante el compromiso, o terminar. Por otro lado, se cuentan las historias de sus padres, y de cómo son sus matrimonios, cuestionando qué es el amor después de muchos años juntos. Una reunión entre ambas familias trae problemas inesperados al problema de la joven pareja, y la solución, como es de esperarse, dependerá de la fortaleza de sus vínculos. Esta película, basada en una obra de teatro y escrita para cine por el mismo autor (Jacobs), no es cine, no es un relato visual. El guion está plagado de frases teatrales y diálogos poco verídicos. Es lamentable, ya que los intérpretes son grandes actores; el casting está bien logrado, pero no se trabaja la sutileza, la estética ni la narrativa audiovisual. Hay buenos recursos, pero están muy mal utilizados. Estos problemas narrativos hacen que no podamos empatizar con ningún personaje, y se construye un muro entre ellos y nosotros; no nos permite abstraernos en la historia, y cada chiste, línea astuta o monólogo nos distancia más de la situación que se ilustra. Además, es inentendible por qué los personajes entran y salen tanto de habitaciones, moviéndose entre escenas para enfatizar discusiones sin sentido, sin cercanía emocional. Las habilidades del director como tal, en esta cinta, se reducen a coreografiar movimientos o gestos. No es suficiente para que este cuento teatral se vuelva un film hecho y derecho. Por otro lado, se pierde el género al que pertenece, dejando de ser una comedia romántica, justamente porque los personajes no son accesibles, sino etéreos, perfectos, más allá de lo que digan, no se muestra ni argumenta nada visualmente. Uno podría eliminar la banda visual y escucharla como si fuera un podcast. La dirección no existe. Hay aspectos básicos de fotografía, iluminación y musicalización que están adecuados, pero no aportan de forma narrativa, sino sólo como acento de situaciones centradas en acciones no verídicas de los personajes, que no solucionan los conflictos en pantalla. Se puede rescatar las actuaciones de Sarandon y William H.Macy (como los padres de Allen), que sostienen diálogos que ayudan a que la cinta no sea del todo desagradable. Personalmente, no recomiendo gastar dinero en ella habiendo tantas buenas otras opciones. Un sorpresivo desperdicio de espacio en cartelera y salas. Por Carole Sang Este jueves se estrena en cines argentinos “Ellas Hablan”, nominada al Óscar a Mejor Guion Adaptado y Mejor Película. Adaptada y dirigida por Sarah Polley, y de los productores de Luz de Luna y Nomadland, esta película llega con toda la fuerza a hablar de temas muy difíciles. Se trata de unas mujeres de una comunidad religiosa que no admite el uso de entretenimiento moderno ni comunicación con el “afuera”. Además, ellas no tienen acceso a salud, educación, trabajo remunerado ni independencia en el uso de sus propios cuerpos; por todo esto, parece ambientada en el siglo XIX, pero la historia transcurre en el 2010. A raíz de repetidos ataques violentos, sexuales y psicológicos, incluso a menores de edad, las madres, hijas y hermanas deben decidir cómo hacerle frente a la situación y los obstáculos que se presentan, siendo todos estos, en su mayoría, internos, debido a su preparación, que está limitada a la fe, la culpa, el sacrificio y los quehaceres domésticos. Pocas veces he visto una historia narrada de forma tan precisa, empática y visualmente atractiva. Cada fotograma cuenta un problema, una posible solución, un obstáculo o un sentimiento. A pesar de estar basada en una obra literaria, su entrega a la gran pantalla es conmovedora, volviendo a los personajes parte de unx mismx. La dirección es completamente capaz de volcar una perspectiva única, llena de empatía, texturas, silencios palpables y hasta humor. Se logra capturar la humanidad de los personajes, y los objetivos o pensamientos de cada uno están a la vista, en sus gestos, diálogos, ropa o necesidades. Por otro lado, las diferentes posturas que se adoptan frente a las decisiones que hay que tomar realmente son como un diálogo interno, en donde nosotras mismas tendemos a defender, acusar, odiar o rechazar a una persona que nos hizo daño, en donde muchas veces la presencia de un vínculo nos hace perdonar a quien no lo merece. El guion es real, te obliga a estar presente. Las actrices (y los pocos actores) nos brindan una performance maravillosa, con completa entrega a un guion prácticamente infalible. Se dice todo lo que se necesita decir, pero ni una palabra más: del resto se encarga la cámara, el montaje, la música, la luz, y el arte. El film se centra en un debate que se sostiene durante toda su duración, y no decae (tarea que es increíblemente difícil de lograr). Se hacen las preguntas necesarias, y se contestan sin apuro, permitiéndonos conocer el mundo en que viven estas mujeres. Por otro lado, en “Ellas Hablan” se ilustra una gran correlación con la violencia sexista presente en nuestra sociedad, en donde aún actualmente existe abuso de poder e ignorancia, perpetrados por nuestros antecesores, tomando muy a menudo a la mujer como un objeto que se podía poseer e intercambiar por bienes materiales (“dote”). Se muestra que, a pesar de, muchas veces, ser víctimas de violencia, y saber que aún estando solas, pueden salir adelante, lo que las frena es otra cosa. Este peliculón está ampliamente recomendado para este fin de semana. Personalmente, la vería diez veces más; rompe el hielo sobre mil temas que no se hablan lo suficiente, y además, tiene hermosas imágenes campestres para disfrutar en la pantalla grande. Por Carole Sang Llegó a las salas “Los espíritus de la Isla” (Banshees of Inisherin), una comedia dramática escrita y dirigida por Martin McDonagh que, con nada menos que 9 nominaciones al premio de la Academia, promete mucho. ¿Cumple? Se cuenta la historia de Pádraic (Colin Farrell), un campesino de Inisherin, una remota isla irlandesa, y el fin de su amistad con Colm (Brendan Gleeson), que es un violinista y compositor que disfruta de animar con música a sus compatriotas al final de cada día de trabajo. El músico, un día cualquiera, simplemente deja de hablarle a su amigo, y ya no quiere pasar más tiempo con él. La letrada hermana del primero, llamada Siobhan (Kerry Condon), mientras tanto, intenta encontrar su lugar en un lugar inhóspito para un carácter curioso como el suyo. Todo esto es ambientado en 1923, durante una guerra que se escucha de lejos. Lo primero que podemos destacar del film es la certeza de la comunicación en todas sus formas: las decisiones tomadas apuntan todas eficientemente a un mismo objetivo y mensaje. Un análisis más profundo permite entender el trasfondo y lo oculto en la repentina enemistad de Colm. Se tratan temas como la mortalidad, la lealtad, la piedad y la culpa, todos de una manera sumamente ingeniosa y que escala muy de a poco… adquiriendo, por momentos, cierta lentitud que no siempre enriquece a la pieza audiovisual. Es muy interesante la forma que tiene el guion de mostrar ciertos paralelismos entre la situación que viven Colm y Pádraic, y la guerra que ocurre no tan lejos de ellos. Secundariamente, podríamos decir que las actuaciones, junto con el casting, son lo mejor del film. Farrell logra convertirse en un simple y entrañable solitario, y Gleeson en un tajante y taciturno jubilado. Son destacables también las performances de quien es la hermana de Pádraic (Condon) y de Dominic (Barry Keoghan), un joven del pueblo conocido por sus pocas luces y ser hijo del jefe de Policía; ambos se encuentran nominados para los Premios de la Academia a Mejores Actor y Actriz de reparto. Las decisiones técnicas y estéticas que definen lo visual y auditivo resultan muy bien, dejando ver un lugar grisáceo, monótono y chato, con un leve grado de pintoresco para mantener el interés del espectador a flote. Las imágenes de los paisajes naturales son imponentes, insuperables. Los efectos especiales cobran cada vez más importancia, a medida que la cinta avanza y las intenciones de los personajes se agravan. Tanto el vestuario como el maquillaje son muy efectivos, junto con la dirección artística, a la hora de ubicarnos en tiempo y espacio. Por último, es necesario aclarar que el humor que se maneja no es para cualquiera. Incluso se podría decir que, por momentos, la trama adquiere más características dramáticas que comédicas, armándose así chistes íntimos e irónicos, muy cercanos al público - o distantes, dependiendo de cómo aterricen en cada persona. Personalmente, debo decir que la película es muy buena, pero no es de mi gusto - en mí, aquellos chistes quedaron distantes, y ese humor tan ácido no encendió mi interés. Si, por el contrario, aquella impronta es de tu agrado, mi recomendación es que la veas en el cine, para aprovechar al máximo la exquisita fotografía, pero solamente si conocés al director y su tan definido estilo. Por Carole Sang Hoy se estrenó la esperadísima secuela de uno de los films más taquilleros de la historia del cine en todo el mundo: “Avatar: el Camino del Agua”, dirigida y co-escrita por James Cameron, y nos sumergimos una vez más en el mundo de Pandora. Jake Sully (Sam Worthington) sigue liderando al clan Omaticaya de los Na’Vi, junto con la gran cazadora, su esposa, Neytiri (Zoe Saldaña). Ha pasado cierto tiempo desde la última batalla con los humanos, y su familia se ha agrandado, dando paso a nuevos aprendizajes y retos, pero ninguno como el que un día les llega: la Gente del Cielo vuelve, y con ellos sus naves, armas, robots y codicia sin fin, más fuertes, sagaces y hábiles que nunca. Entre los atacantes, se encuentra un viejo enemigo de Jake, que tiene cuentas pendientes con él. Sully debe encontrar la forma de proteger a los Na’Vi, y, especialmente a su familia, de la sumisión, y para eso, es necesario decidir si escapar o luchar hasta el final. ¿Cuánto costará vencer a la Gente del Cielo? ¿Podrán Jake y Neytiri pagar el precio? Esta superproducción, sumada a su antecesora, “Avatar” (2009), sube el estándar en lo que es estética, efectos, CGI, y la combinación de todo esto para armar algo inolvidable. La actuación, al reseñarse, casi no puede separarse de todo lo técnico, porque se sabe que los actores, para grabar sus escenas, realizan sus performances en un estudio vacío, lleno de paneles azules. No hay nada en el mercado del entretenimiento que logre integrar tan fluidamente el arte de los intérpretes con tan exquisita parafernalia de recursos tecnológicos. La posproducción, responsable absoluta de esta integración, convierte objetos sueltos, no solo en un “todo”, sino en una bellísima experiencia multisensorial para el espectador. Dejando de lado la excelencia de la técnica, las performances de los y las intérpretes, aunque algo apuradas por la dirección, son, en general, muy memorables. Destacamos, sobre todo, las de Sigourney Weaver (“Kiri”), Kate Winslet (“Ronal”) y Stephen Lang (“Quaritch”). A medida que se expande el Universo de esta historia, la importancia de los personajes de Worthington y Saldaña decrece, sin extinguirse, pero dejando lugar para el crecimiento de otras presencias - eso es algo lindo de ver. Pero… al cobrar relevancia el concepto de la familia, más que solo personalidades individuales, se necesita más tiempo para contar la experiencia de todos. La ambición rompe el saco: esto termina apurando el desarrollo de la trama y, por momentos, entorpece el entendimiento de todo lo que sucede (que es mucho). Apurándolo, y todo… el film dura casi 3 horas. Por otro lado, “Avatar: el Camino del Agua”, con tantas expectativas detrás, tiene el deber de conectar la primera película con toda una historia más grande. Así, se construye gradualmente, y los personajes tienen más matices, sin ser simplemente “buenos” o “malos”. La trama y el guion no son infalibles, lamentablemente, y el espectador puede (o no) perderse en pequeños detalles que no son aclarados, o lo suficientemente profundizados. Sin embargo, se nota una espectacular habilidad para conectarla con el resto de la saga “Avatar”, que ya tiene planeados 3 estrenos más. Para finalizar, hay que aclarar que la belleza de la temática del film, relacionada con el agua, los seres submarinos de Pandora, etcétera, son increíbles. El diseño y la animación de todo el escenario en que se encuentran los personajes dejan boquiabierto hasta al más escéptico. Las texturas son casi palpables, la música es perfecta y la ambientación fluye naturalmente; la creatividad presente en este film abruma de tan bella que es, y la frutilla del postre es que hasta la creación de nuevos personajes está combinada con buena asesoría científica (en la adaptación de la anatomía de los cuerpos en base al ambiente en donde crecen). No tiene fallas. Personalmente, vi esta película en 4D. Más allá de que es una excelente experiencia, lo principal es verla en el cine, ya sea en 2D, 3D, 4D... La belleza está en las texturas, los paisajes, y las inmensidades. ¡A aprovechar! Recomendada con mucho entusiasmo para ver en estas fiestas. Por Carole Sang Se estrenó en salas “LA HUÉRFANA: EL ORIGEN”, un thriller psicológico con tintes de ‘slasher’, que busca la forma de dejarnos atónitos. La historia se remonta al año 2007 en Estonia, en que Leena Klammer (Isabelle Fuhrman), una psicópata de aspecto inocente e infantil, se escapa de la institución mental donde se hallaba recluida. Tiene una enfermedad hormonal que la hace parecer una niña. A sabiendas de esto, consigue recursos, aprovechándose de los adultos que la rodean. Esto llega a un extremo cuando decide hacerse pasar por una niña que desapareció en 2003, Esther Albright, estadounidense y perteneciente a una familia adinerada. Su identidad es cuestionada ante ciertas situaciones, pero la protección surge del lugar menos esperado. ¿Se librará la familia Albright de esta impostora de una vez por todas? Para empezar, podemos decir que la cinta es interesante, curiosa, juega con lo inesperado y la sorpresa. El guion lamentablemente tiende a tomarse demasiadas concesiones, pero fuera de eso forja un film adecuado para el presupuesto. La actuación de Fuhrman es buena, creíble y versátil, encontrando lugar tanto para la vulnerabilidad falsificada, como para la ferocidad de sus asesinatos, y hallando cohesión entre ambos extremos. Por otro lado, Julia Stiles hace un buen papel como mamá (de la familia Albright), aunque tiene algunos momentos más forzados que otros. La fotografía nos mantiene al borde del asiento en varias ocasiones donde es necesario recuperar el interés por lo que pasa, que por momentos se torna soporífero. Junto con el ritmo adquirido durante la edición, atrae y disipa los contrastes que se van generando. Uno de los aspectos más destacables es el giro que la trama posee aproximadamente por la mitad de la película. Es indiscutiblemente lo mejor de ella, pero los demás momentos se quedan atrás en lo que respecta a interés narrativo. También podemos señalar una dirección de arte ambiciosa, en donde toman relevancia las pinturas, el dibujo, el entorno de los personajes que no sospechan nada, versus el de aquellos que saben todo. Se halla la forma de mostrar belleza en medio de la violencia, incluso hasta el punto de hacer que empaticemos con la farsante. Sorpresivamente, además, se critican (acertadamente) aquellas conductas sociales de las familias adineradas y la marginalización de miembros que estén deprimidos o sufriendo, perpetuando estigmas sobre el tratamiento de la salud mental. Es una interesante propuesta, armada muy inteligentemente. Los efectos visuales lindan con lo aceptable, aunque algunas imágenes del final son poco creíbles. ¡Buen plan para el fin de semana y llevarse un par de sustos violentos! Por Carole Sang Se estrenó en cines “Buena suerte, Leo Grande”, una comedia dramática con tintes eróticos, protagonizada por la inigualable actriz británica Emma Thompson. Nancy Stokes (Thompson) es una ex-maestra viuda que quiere probar cosas nuevas en la intimidad, y para eso contrata la compañía de Leo Grande (Daryl McCormack), un hombre joven muy discreto que es trabajador sexual. Nancy confiesa no haber tenido sexo con otra persona aparte de su difunto marido, y además, que nunca experimentó un orgasmo. Esto, lejos de escandalizar a Leo, ayuda a que haya confianza, sanación de mandatos generacionales, y, también (¿por qué no?) un poco de diversión y placer desinhibido, bien merecidos. La dirección, por parte de Sophie Hyde, centra su atención en la experiencia sensorial femenina ante cualquier nivel de intimidad. Las imágenes no son tan elaboradas, pero se juega con los ángulos y texturas de manera que nos mantiene atentos. Muestra a los cuerpos como tejido vivo, con texturas y formas que pueden ser irregulares. También hay foco en las inseguridades de los personajes, especialmente Nancy, una mujer criada de forma muy tradicional, en donde llamar la atención sexualmente o salirse de los estándares no estaba bien visto. El vestuario hace un buen trabajo al ir descontracturando a la maestra a medida que explora su propio placer con total vulnerabilidad. Por otro lado, Thompson lleva adelante una admirable interpretación, cercana al público. Su personaje evoluciona, aprende, se deja sorprender por lo que pasa ante las premisas - algo predecibles, pero sin dejar de ser interesantes - e inicia un proceso de autoconocimiento, no solo sexual sino también emocional. Se cierne sobre este film un halo de confianza con el público, como compartiéndole un secreto: nos vuelve cómplices de algo hermoso. McCormack es un estupendo compañero, muy agradable a la vista y a los oídos, brindando estructura a la deconstrucción algo caótica de su cliente. La forma de encarar la sexualidad y el placer femeninos es sutil y generosa. La directora no se priva de nada en esta película y, al ofrecer una estructura simple, aparenta serlo, pero tiene muchas capas. No sólo se nota la cercanía y espectacular química entre los actores, sino que también se sabe que ambos tuvieron mucho que resolver a nivel personal para ejercer sus papeles y brindar justicia a sus personajes. La historia no se trata solo de Nancy y Leo. Todas las “Nancys” se pueden encontrar en esta película, en cualquier parte del ingenioso, y a veces profundamente emocional, diálogo. Se intenta reparar perjuicios que hubo durante mucho tiempo para toda una generación de mujeres. Otro punto a favor de esta película es que se reconoce la labor del trabajador sexual, no siempre sujeta a algo físico, pero sí siempre sujeta a condena social y, también, preconceptos hirientes de la gente que se entera. Este fin de semana hay que ir a ver “Buena suerte, Leo Grande” y ver a la maravillosa Emma Thompson en toda su gloria. Un plan divertido y sexy para ir a reírse (y llorar un poquito) con amigas - o lo que quieran, pero dejando a los hijos en casa. Por Carole Sang |
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Abril 2023
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