Elsa y Anna deberán enfrentarse a una nueva aventura ante el llamado de una canción lejana, que las llevará en un viaje hacia lo desconocido, donde se encontrarán con ellas mismas y sus destinos. Frozen 2 presenta una idea innovadora comparada a su antecesora, tomando los 4 elementos (fuego, agua, tierra y aire) para crear una bella e interesante historia. Si bien la utilización de estos no es algo nuevo en el cine, la forma en la que los representan y como su influencia mueve el relato lo es. También es necesario admitir que, siendo una película para niños creada por Disney (quien lleva la censura al extremo), se arriesga bastante por momentos, tanto en diálogos como en las acciones de los personajes, generando un viaje de emociones incluso en espectadores adultos. Y si de Disney hablamos, su capacidad para crear criaturas adorables para el merchandising en cada film es increíble, imagino que todos adoraran a la representación del fuego y quedarán fascinados con la del agua. Además de su superioridad a la hora de crear personajes, también debemos hablar de su habilidad para crear memorables soundtracks. Era de esperarse que el main theme no pueda superar a ‘Let It Go’, pero de igual manera lograron realizar canciones pegadizas y entretenidas, aunque en algunos casos suenan repetitivas a las de la primera película e incluso no se diferencien mucho de esta. En esta nueva secuela se aferraron al rasgo que no desarrollaron ni profundizaron en la historia anterior para sacarle provecho: los padres, y también usaron eso que parecía terminado pero había quedado inconcluso: la identidad de Elsa, y las secuelas que quedaron en Ana tras todo lo sucedido con su hermana y su necesidad desesperante de protegerla (insano para ella, y para el espectador). A pesar de que la historia tiene algunos huecos que dentro de una película de Disney se aceptan como espectador, al igual que los sucesos convenientes para la trama, cuenta con un desarrollo coherente de los personajes. Elsa luchando por encontrar su identidad y el lugar donde pertenece, pero al mismo tiempo tratando de mantener una relación con su hermana, quien lucha por la necesidad insoportable de proteger a su hermana después de haberla recuperado tras tantos años de soledad. Disney siempre tiene que tener esa figura que protege al protagonista a toda costa. Personalmente ese personaje me suele molestar, a veces funciona y a veces no. En este caso, funciona y se va adaptando al desarrollo de la historia, el personaje y su relación con los demás, desencadenando una conclusión que cierra perfectamente. Gran desenlace, aunque con un final demasiado feliz tras la solución del conflicto en la escena de la playa, llegando a límites intolerables para quienes no son niños. Es sabido que las secuelas suelen ser el punto débil de Disney, porque no siempre funcionan. Considero que “Frozen 2” logró ponerse a la altura de su antecesora, con una hermosa animación, una historia mucho más interesante y un soundtrack que solamente es superado por el icónico ‘Let It Go’. Podría incluso superarla. Recomiendo para niños y adultos. Por Estefanía Da Fonseca
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Desde 1998 el terror japonés ganó su merecido lugar con la saga "El Aro". Esta cinta fue tan popular que en Estados Unidos hicieron una remake en 2002 bajo el nombre "The Ring" y ambas proyecciones, ya sea la versión oriental como la occidental fueron tan bien aceptadas por el público que se convirtieron en un clásico del terror, de igual manera la productora decidió dar un cierre a esta mítica historia con un capítulo final. Hideo Nakata nos trae a Sadako en esta última entrega y a pesar de haber dirigido las tres primeras de la saga y ser aclamado por el terror de cada una de ellas, en esta última parte veremos que no solo arruinaron un clásico sino que también lograron que quede para el olvido. Podemos empezar hablando de muchos errores que tuvo pero creo que el más importante o uno de los de más importantes es la historia, en esta entrega veremos cómo Mayu es la encargada de cuidar a una chica que sufre de amnesia. La paciente está bajo custodia policial y es de especial interés para las autoridades ya que la niña es la única testigo de la muerte de su madre. Mientras la doctora trata de averiguar qué es lo que le sucede a la niña, su hermano, un aspirante a convertirse en un famoso YouTuber, comienza a darse cuenta de que ha dado con un filón que tratará de aprovechar a toda costa aunque esto lo lleve a enfrentarse a la mismita Sadako. Todo lo sucedido en la presentación confunde y aburre a lo largo de toda la cinta. En sus escasos 99 minutos jamás hay ritmo ni interés a los distintos asuntos. Su argumento es confuso y mayormente inentendible. Es un extraño reboot exigido para entender todo lo que pasa. Todas las interpretaciones son chatas, con acciones de rellenos y los personajes no tienen crecimiento de ningún tipo dentro de la historia. Por otro lado, el característico personaje con camisón y pelos en la cara casi ni aparece y las pocas veces que lo vemos no impacta de ninguna manera. Los escenarios son pobres y lo único bueno de esto es que logra acompañar a la perfección a toda la película. Los puntos de giro en el guion no eran los indicados para la historia, la forma que fue contada no concordaba bien con las entregas anteriores, y a pesar de que hoy en día muchos directores recurren a los golpes bruscos de sonido o de imágenes impactantes para generar un poco de miedo, esta no logra ni eso, solo los minutos pasan y la historia se estanca. Este capítulo es un 'meeeh' rotundo, no llega a ser un 'quizás', es más que nada un olvido y un capítulo de más que no agrega ni quita a la saga completa. Solamente te recomiendo verla si sos un verdadero fanático de toda la saga, ya que no genera nada, o si estudias cine y querés aprender del género, ya que esta película es un claro ejemplo de todo lo que no hay que hacer. Por Keila Ayala Clint Eastwood vuelve al ruedo con “EL CASO DE RICHARD JEWELL”. La historia presenta a Richard Jewell, un guardia de seguridad que da aviso de un dispositivo durante el atentado terrorista en Atlanta de 1996. Ese reporte lo convierte en un héroe cuya rápida acción salva incontables vidas; pero al cabo de unos días, lo que fuera simple cumplimiento del deber, lo convierte en el principal sospechoso del atentado; vilipendiado tanto por la prensa como por el público su vida queda destrozada. Contará con Watson Bryant, un abogado independiente y contestatario, para profesar su inocencia, limpiar su nombre y enfrentarse al acoso de las fuerzas combinadas del FBI, el GBI y la APD. Adam Driver, en su charla Ted, decía que el cine puede ser muchas cosas: un hecho artístico, un acto político, un servicio a la comunidad, o puro entretenimiento entre otras. La cinta que hoy nos convoca es una enorme contribución social. De esas películas que resultan interesantes ver para reflexionar sobre nuestra historia y comportamiento como humanos (Como la también reciente “THE REPORT” para linkear con Driver y Hamm). Clint Eastwood es un director que, en mi opinión, hizo grandes películas, otras regulares y otras tantas malas. Pero en esta oportunidad nos trajo una de sus mejores cintas (al menos de su filmografía reciente). Basada en hechos reales, la historia logra trasladarse a la pantalla grande de interesante manera, bien llevada con momentos de humor meritoriamente bien logrados sin perder el peso del acontecimiento en cuestión. El primero de sus fuertes son las actuaciones. Un elenco de lujo con Sam Rockwell, Kathy Bates y Jon Hamm brindando excelentes interpretaciones. Pero es el enorme Paul Walter Hauser quien se lleva todas las miradas. Una actuación verosímil y entretenida que nos da la absoluta sensación de un tipo común y corriente. No así es el caso de Olivia Wilde que le tocó un papel excesivamente estereotipado y clichoso casi como si fuese una villana de dibujos animados que no fue cuidada desde la dirección y la expone frente a tanta buena actuación. El otro punto interesantísimo es la historia que aborda en sí misma que nos invita a pensar en la manipulación de los medios, la posverdad, el prejuicio y hasta qué punto ciertas entidades de poder están dispuestas a llegar para cumplir sus deseos. Incluso algunas situaciones que ocurren en el film que parecieran irreales y hollywoodenses resultaron haber ocurrido de ese modo. ¿Cómo elegimos digerir la información? ¿Buscamos corroborar aquello que creemos o realmente estamos dispuestos a interpelarnos? Para recordar un episodio histórico, para conocerlo aquellos que nos lo perdimos, para ver de vuelta a Eastwood trabajando como nos gusta, para ver cine no sólo como un entretenimiento es que vale la pena sentarnos a ver “EL CASO DE RICHARD JEWELL”. Por Matías Asenjo |
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Abril 2023
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