“THE LIGHTHOUSE”. Una mitológica y épica obra con tintes casi shakesperianos. Una remota y misteriosa isla de Nueva Inglaterra en la década de 1890. El veterano farero Thomas Wake (Willem Dafoe) y su ayudante Ephraim Winslow (Robert Pattinson) tendrán como objetivo mantener el faro en condiciones hasta que llegue el relevo que les permita volver a tierra. Pero las cosas se complican cuando las inclemencias del tiempo impiden la llegada de estos forzando extender una convivencia que se torna cada vez más ardua. En “THE WITCH”, primer y gran largometraje de Robert Eggers, todo perseguía un relato realista. En cambio, aquí todo se vuelve más ambiguo, nos abre la posibilidad a nosotros de interpretar qué cosas son reales y cuáles suceden en la cabeza de Winslow. Tampoco estamos tratando con una cinta de terror como su antecesora. Encontramos familiaridad con los cuentos sobrenaturales de Lovecraft además de la ya profesa fascinación del director por las historias de Alan Poe y sus cuervos (aquí convertidos en gaviotas presagiando malos augurios). Densa e inquietante. La construcción de atmósfera es uno de los grandes fuertes del director. La película tiene textura, pareciera olerse y respirarse. Se siente claustrofóbica y onírica. En parte gracias al formato 4:3 que acentúa la opresión, el encierro y la cercanía entre estos cuerpos. La música, que más que música se siente como un conjunto de sonidos se nos atora en la garganta. Cada elemento (el blanco y negro incluido) encaja perfectamente y sin dudas la película no nos llegaría igual sin alguno de estos componentes. Es destacable también el modo en que aborda la mitología del mar y como la materializa sin necesidad de grandes efectos. Casi toda situación en la película es una lucha de poderes, un intento de ejercer dominación sobre el otro. Y para contar esto utiliza toda la cinematografía a disposición. En cada plano (a la vez que nos deleita con suma belleza), en la luz, en los niveles y alturas. El concepto del mar indicándonos por momentos los estados mentales que atraviesan estos personajes grises. El trabajo de ambos actores es… ¿impecable? ¿De perfección se trata la actuación? Real, verosímil, visceral e impactante son calificativos que calzan mejor a estos dos trabajos monstruosos. A pesar de sentir un sabor a injusticia destacando uno sobre otro, no puedo evitar resaltar a Willem Dafoe que más que una interpretación veía a un viejo farero con los desequilibrios que el aislamiento y el mar conllevan luego de largos años. ¿Terror psicológico? ¿Drama? ¿Comedia negra? Decidan Ustedes, poco me importa el género, pero sí que tengan en cuenta que no se trata de esas películas para ver en cualquier momento. Así como en una fiesta no pondrías una sinfonía de Tchaikovski, esta pieza precisa de tu tiempo y atención para ser saboreada. Si estás dispuesto a ello creo que “THE LIGHTHOUSE” va a brindarte una gran experiencia cinematográfica. Por Matías Asenjo
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Abril 2023
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