“ECOS DE UN CRIMEN” llegó a los cines marcando el regreso de Cristian Bernard como director y Diego Peretti como protagonista. Un thriller, como apuesta mainstream del cine argentino, que sorprende mucho. Julián Lemar (Diego Peretti) emprende un viaje con su familia a una cabaña lejos de la ciudad. Su principal objetivo es terminar su novela, pero la tensa relación con su esposa y un presunto asesinato por parte de un vecino, no lo dejaran obtener la tranquilidad que desea. Desde el primer plano la obra se hace notar y entendemos que todos los aspectos cinematográficos se configuran meticulosamente para lograr una cinta llena de misterio y drama. Algo difícil en el cine es lograr que cada plano valga la pena. Todo aquello que el director nos muestra (o nos oculta) debe cobrar sentido en algún momento, ¿sino para qué está? Esto es algo que Cristian Bernard maneja a la perfección en esta ocasión. Sentimos, sobre todo al comienzo, que cada minuto vale la pena. Estamos permanentemente expectantes a los detalles que se nos muestran y tratamos de tomar cada uno de ellos porque la dirección sabe darnos a entender que en algún momento tomarán relevancia. El filme está plagado de referencias cinéfilas que cada espectador irá encontrando e interpretando a su manera. El guion tiene un formato fascinante que nos sumerge en un mundo lleno de especulaciones y teorías. De entrada nos cautiva y se anima a contar una historia diferente. Al igual que en la dirección: en texto se nota de partida que cada detalle cuenta. El desarrollo del protagonista es increíble, leemos sus pensamientos y sus miedos mientras lo vemos transformarse, y no será solo hasta el final donde todas nuestras dudas se resuelvan. Es cierto que tambalea un poco durante su segundo acto, tornándose por momentos repetitiva y sentimos que estamos girando sobre lo mismo. Ésto parece ser algo intencional, pero que no cierra del todo. En materia de interpretaciones, todas son considerablemente buenas, más allá de algún que otro diálogo un tanto soso o falto de subtexto. Muchas veces sucede con actores muy reconocidos que, si no logran diferenciarse lo suficiente de sus papeles anteriores, sentimos como espectadores que estamos ante el mismo personaje pero en una película distinta. Con el actor protagonista en cuestión no sucede esto, Peretti sabe perfectamente cómo interpretar un personaje de comedia y uno de drama. Sus expresiones y diálogos se ven muy verosímiles en la gran pantalla, logrando que cada personaje se vuelva único. Ojalá esta obra los deje con ganas de más, mucho más. El cine argentino es un arte espléndido en todas sus versiones, sin embargo, creo que debemos animarnos a todo. Tanto espectadores, como críticos y realizadores disfrutan cada vez más que un filme nacional se anime a contar algo nuevo y diferente. Los ejemplos son miles. En este caso, “ECOS DE UN CRIMEN” es un policial que toma elementos de un cine que no es nuestro, pero lo eleva con lo mejor del que sí lo es. Por Felipe Benedetti
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Amazon Prime Video estrenó hace unos días “THE TENDER BAR”, dirigida por George Clooney, y basada en una historia real sobre las memorias de J.R. Moehringer. La película trata sobre un chico llamado JR (Tye Sheridan, adulto y Daniel Ranieri, niño), que busca entender quién es en el mundo. Con un padre ausente, el protagonista y su madre, una secretaria muy trabajadora y devota a su único hijo, tienen grandes dificultades financieras. Por eso, regresan a vivir con el abuelo (Christopher Lloyd), su tío (Ben Affleck), y el resto de sus primos. El bar de su tío, llamado “The Dickens Bar”, se vuelve un refugio, lleno de libros para leer, y amigos, clientes regulares, que ven crecer al personaje principal, lo ayudan y motivan a cumplir todos sus sueños. En lo que respecta a dirección, este film reúne muchos aspectos atractivos, como un casting acertado, un ritmo parsimonioso que invita a ver el largometraje con buena compañía, y ofrece una calidez casi palpable. Podemos decir que Clooney hizo un buen trabajo. Las actuaciones, en general de todos los intérpretes, son estupendas, y se logra el clima deseado por el director, y también, por el espectador. La película es un refugio para nosotros, así como “Dickens” lo es para JR. Los aspectos técnicos están al servicio de contar la historia. Lo mejor, quizás, es el montaje y la dirección de arte. La ambientación logra ubicarnos en las épocas donde transcurren las escenas sin volverlas lejanas a la historia; al contrario, nos incluye y el relato se siente atemporal. No busca diferencias con la actualidad, sino similitudes, y eso ayuda a empatizar con la historia y los personajes. El montaje mantiene un ritmo que entretiene y está en función del storytelling, brindando remates cómicos o contexto, ambos muy necesarios. La forma en que se va narrando la historia la vuelve real, cálida, dulce. Habla de la fortaleza, de las paternidades ausentes, y de cómo las personas lidian con las consecuencias sin dejarse dominar por las adversidades, manteniendo en vista los objetivos. Además, no olvidemos la importancia del rol de Affleck. El tío de JR (así como todos sus amigos del bar) demuestra que una figura paterna no es más que un guía, un apoyo, alguien que te haga comprender tus limitaciones, tus talentos, y te permita desarrollarte. El film nos ayuda a entender que el amor no es sólo un gesto cariñoso, un regalo o palabras bonitas, sino también acompañar, guiar, comprender, escuchar, y estar ahí cuando el otro te necesita. “THE TENDER BAR”, sin ser muy profunda o trascendental, es una estupenda película para ver con seres queridos, y encontrar un refugio que quizás creímos perdido. Destaco su liviandad, cercanía y calidez. Se las recomiendo. Por Carole Sang Disponible en Amazon Prime Video Se estrenó en cines “LA ÚLTIMA NOCHE”, una comedia con un reparto de lujo que roza lo bizarro. Protagonizada por Griffin Davis ('Jojo Rabbit'), Keira Knightley y Matthew Goode, marca el debut de Camille Griffin como directora. Mientras el mundo se encuentra en pleno apocalipsis, un grupo de amigos se reúne para celebrar su última navidad antes de que un gas mortífero termine con todo... Lo que en un principio parecía una festividad tranquila pronto se transformará en un día de puro caos. Es una ópera prima con buenas ideas y un concepto interesante, pero que no termina de funcionar. Todo parece acelerado y precipitado. Entiendo que la velocidad con la que transcurren los hechos y su poco desarrollo está ligado a que estamos ante una historia que va a contrarreloj de la naturaleza. Sin embargo, esto no está bien logrado. Los primeros minutos tienen un montaje infernal donde no terminamos de ver un plano y ya pasamos al siguiente, habiendo una sobredosis de información innecesaria. Recién superado este momento, afloja un poco la cuerda y va de lleno al tema que compete a la película. Hay indicios de lo que podría haber sido una obra destacable con ideas peculiares. Pero esto queda opacado por momentos de comedia innecesarios que dejan mucho que desear. Más allá de que la comedia es absolutamente relativa a cada uno, sus chistes son irrelevantes a los asuntos que trata. En un largometraje de tan solo 90 minutos, tenemos múltiples escenas que se podrían haber omitido y desencadenado el mismo final. La contaminación y el daño al medio ambiente es un tema sensible hoy en día. Esto no quiere decir que mediante la banalización y la comedia no podamos reírnos de nuestras desgracias. Incluso con esta táctica se podría plantear una reflexión sobre nuestra sociedad y su ignorancia, tal y como lo hace la reciente “Don't Look Up”. Pero este filme no logra nada eso, simplemente escoge un tema de actualidad y lo utiliza de manera obvia para intentar causar interés. Esto sumado a un final polémico que dejará pensando a más de uno acerca de lo que realmente se quería transmitir sobre el tema. “LA ÚLTIMA NOCHE” puede resultar más que interesante para aquellos fanáticos de la comedia bizarra. Roman Griffin Davis es el pilar de toda la cinta, su actuación es lo más destacable, y mejora la calidad de la obra en general. A pesar de esto, ciertas ventajas tanto en reparto y guión no se pudieron aprovechar del todo. Por Felipe Benedetti El tiempo corre… y “Tick, tick… BOOM!”, que pasó desapercibida para quienes no siguen de cerca los musicales, aumenta cada vez más sus reproducciones. En este film de Netflix, Andrew Garfield se pone un traje muy diferente al de Spider-Man: el del escritor y compositor Jonathan Larson, conocido por su genio y los altibajos de su proceso creativo, a quien interpreta con mucha entrega. Este musical autobiográfico lo sigue a Jonathan Larson, un aspirante a compositor de obras teatrales, que está próximo a cumplir los 30 años. El talentoso joven se siente abrumado por la dura realidad y se replantea si su sueño merece la pena. Jonathan ve el mundo con ojos de artista y todo le remite a alguna canción, alguna escena. Toma nota en su cuaderno sobre cosas que le llaman la atención y las guarda para después… ¿Quién sabe qué saldrá de eso? Rodeado de sus amigos y de su novia, se embarca en una tarea para nada sencilla: ser el futuro de Broadway. Lin-Manuel Miranda dirige con mucho ingenio su ópera prima. El autor de Hamilton tiene una conexión emocional cercana con el material y la historia de Jonathan, lo cual imprime en la dirección. Logra un film dinámico, emocional, donde la música y las canciones encajan con lo que se está narrando. En la película resuena la frase “Intenta escribir sobre lo que conoces”, y Miranda se hace cargo de esto para trabajar sobre un género del que sabe, y mucho. Con mucha emotividad y lleno de sutilezas, Andrew Garfield plasma cada instante de la montaña rusa de sentimientos que atraviesa Jonathan en esta etapa de su vida. En los ojos del actor se puede ver la verdad detrás de cada diálogo y nos transmite la urgencia del personaje y su deseo latente de triunfar haciendo lo que ama. Garfield sorprende demostrando que también puede cantar y bailar al ritmo de un musical de Broadway (espero podamos ver más de esta faceta del actor en los próximos años). El resto del cast funciona a la perfección, completándose con Alexandra Shipp (“Love, Simon”), Robin de Jesús (“Los chicos de la banda”) y Vanessa Hudgens (“High School Musical”). Tick, tick… BOOM! nos regala dos horas de ensoñación que al terminar se sienten como un shot de realidad. Quienes vivimos del arte, seguro logramos más identificación, pero en definitiva el teatro y la música terminan sirviendo de excusa para un mensaje más profundo: nos recuerda que vivimos contrarreloj y que el tiempo no es infinito. Un poco de esperanza para estos tiempos raros que vivimos. Por Matías Villanueva Disponible en Netflix Maggie Gyllenhaal lanza su carrera como directora con el estreno de “LA HIJA OSCURA”, ya disponible en Netflix. Junto con la galardonada actriz Olivia Colman, se embarcan en una profunda reflexión sobre la maternidad, el estrés y la soledad. Leda (Olivia Colman), durante sus vacaciones en Israel, se obsesiona con otra mujer y su hija, lo que provoca que los recuerdos de su propia maternidad temprana vuelvan a desvelarla. Desde el inicio la obra deja que el espectador descubra sus misterios. No nos revela todo de entrada, sino que deja una puerta abierta para mantenernos expectantes a lo largo de dos horas. Nos metemos en la mente de los personajes y sus sentimientos, logrando sumergirnos en el filme y lo que quiere contar. Esto se sostiene mediante una estructura de flashbacks, que normalmente no son de mi agrado pero que esta vez aportan mucho a la trama. Estos comienzan como imágenes aisladas y a lo largo de la película van tomando más protagonismo y fuerza que el propio presente. Se logra así, de manera muy sutil, que entendamos la propia esencia de Leda y sus traumas... la realidad actual no está en su presente sino en pasado. Es la ópera prima de Maggie Gyllenhaal y en ciertos momentos ésto se hace visible. La cámara no falla a la hora de hacer que la narración sea comprensible, es algo básico que la directora logra con facilidad. El principal problema surge cuando la cámara y su puesta no están contando nada. Entiendo que no sea una película que se jacte de hacer uso de los recursos narrativos del cine clásico, pero a la hora de introducirnos en los problemas de la protagonista con la fuerza que se pretende quizás se debería haber apelado más a nuestras emociones para sentir con más presencia los mismos. Sin embargo, cumple con lo esperado y parece un excelente inicio para una directora que deberemos tener en nuestra en la mira los próximos años. Hay cierta dificultad a la hora de elegir un enfoque para la trama. De a ratos hay demasiados personajes que nunca terminamos de entender qué le aportan al protagonista al final de su recorrido. Sin embargo, los que sí aportan algo están perfectamente construidos. Sus problemas también funcionan como analogía de los problemas del personaje principal y hacen que podamos entender mejor lo que le sucede. Es un filme sólido que se anima a contar una historia distinta y plantea una hermosa reflexión sobre la maternidad que provocará identificación en algunos y empatía en otros. A pesar de ciertos problemas narrativos, logra que entendamos con delicadeza a la protagonista y sus misterios. Por Felipe Benedetti Disponible en Netflix |
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Abril 2023
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