El domingo pasado salió el último capítulo de la más reciente temporada de “Euphoria”, y ya estamos con síndrome de abstinencia. Este show juvenil “no-tan-juvenil” es escrito y dirigido por Sam Levinson, y protagonizado por Zendaya. La historia de la segunda temporada se enfoca en el trasfondo de los personajes, ilustrando qué los hizo ser como son. Ocurre en un período de tiempo bastante corto, en donde uno de los principales desafíos es la sobriedad de la protagonista. Por otro lado, aparecen nuevos romances, formas de afrontar conflictos, y proyectos de vida de sus amigos y compañeros de la escuela. Algunos aprenden a acompañar a Rue, y otros, por el contrario, ahondan su estado. Lo más importante de esta entrega es que se profundiza sobre el duelo de ella por su padre, y cuáles fueron las circunstancias que la acercaron cada vez más a su consumo, y a alejarse de la gente que le hacía bien. La mayor parte del tiempo en pantalla se lo dedica a relatar múltiples flashbacks que por momentos se confunden con el presente. Superficialmente, a primera vista, esta entrega cuenta poco. Sin embargo, el guion se enrosca en sí mismo y logra establecer una atemporalidad, en donde lo único que nos ayuda a ubicarnos en la línea de tiempo del pasado (o presente) de los personajes es el aspecto de estos. Este tipo de superposiciones, de sucesos “actuales” y flashbacks, se usan muy bien, y además, simbólicamente, para explicar que nuestros recuerdos conviven con nosotros. El simbolismo toma un gran peso en el relato, que junto con el ritmo del montaje y el desarrollo de los personajes, vuelven a los capítulos levemente más “lentos” que los de la primera temporada, pero esto los mejora, dándole profundidad. Por otro lado, esa lentitud, a veces algo pesada, podría haberse alivianado un poco proponiendo estructuras más marcadas, bien diferenciables, o al menos no tan repetitivas. Como agregado, las actuaciones son realmente excepcionales, demostrando que el casting propuesto en la primera temporada, se ha establecido firmemente en la segunda. Zendaya nos deslumbra. Sus representaciones, tanto de la sobriedad, como de la euforia de su adicción, como del síndrome de abstinencia, dan en el blanco. Otros nombres que se pueden mencionar son, por supuesto, el de Maude Apatow (“Lexi”), cuyo personaje logra finalmente lucirse, Sydney Sweeney (“Cassie”), que demuestra una emocionalidad impresionante, Alexa Demie (“Maddy”), aportando potencia y confrontación, y finalmente, el de Angus Cloud (“Fezco”) -a quien los fans de la serie consideran el duplicado de un conocido músico que falleció hace unos años, Mac Miller-, que trae momentos llenos de sensibilidad a su rol, no usualmente vista al interpretar a un “dealer” de drogas. Un importante recurso de esta temporada es todo lo visual, que se supera capítulo a capítulo. La fotografía, en principio, reúne tecnología analógica (se ha filmado con cámaras Kodak Ektachrome), colores cálidos, luces directas llenas de teatralidad, y mucho contraste y texturas, que marcan el desgaste emocional de los adolescentes. La dirección de arte continúa teniendo el sello particular de “Euphoria”, con maquillaje extravagante o sumamente artístico y vanguardista, y un vestuario que expresa parte de la personalidad de cada rol, y que, además integra “High Fashion” o marcas de moda de alta gama. El “mood” de la serie se vuelve más abstracto, y en varios momentos esta abstracción coincide con el estado de sobriedad (o no) de Rue. Todo lo que no se cuenta con diálogo o sucesos, se cuenta con la fotografía, la luz, los colores o las texturas, manteniendo a este show siendo una experiencia multisensorial - cualidad a la que ya nos habían introducido en su primera entrega. Excelente serie para ver maratoneando o en varias “dosis”... Esta temporada fue una muy dedicada a ser “precuela”, para entender lo que sea que venga en la siguiente, que está confirmada, así que… ¡a esperar! Por Carole Sang Disponible en HBO Max
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La serie animada de Marvel perteneciente a la continuidad de su universo cinematográfico desató una fiebre semana a semana entre los fanáticos de todo el mundo ¿Fue realmente lo que todos esperábamos? “WHAT IF” (¿Qué pasaría sí?) nos dejó ver diferentes escenarios para los distintos personajes del MCU con el objetivo de diversificar las tramas establecidas por el Universo Cinematográfico y ver a los héroes más famosos en otros roles y orígenes. La serie nos muestra mundos alternos pertenecientes al multiverso que se introdujo en la serie de “Loki”. Al ser una versión animada de los universos, hay una cantidad infinita de posibilidades de ver cosas muy alocadas que serían imposibles en el live-action. Thor como un niño mimado, Ultron como máximo enemigo de la tierra y T'Challa como Star Lord son algunas de las infinitas representaciones que suceden a lo largo de los nueve episodios. En cuanto a lo técnico de esta producción hay que decir que la animación es muy pertinente. Es diferente y cautiva, aunque los movimientos se sienten un poco toscos y no permiten un mayor disfrute. Lo interesante es que las voces a los héroes se la dieron los actores reales del mundo Marvel, esto sumó mucho y apuntó a la nostalgia en algunos casos como el de Chadwick Boseman. El guion de cada uno de los episodios es interesante. Algunos funcionaron y otros no tanto, pero lo que vale es el intento en la innovación y creación de escenarios nuevos. Muchas historias las noté innecesarias e incluso aburridas, pero hay otras tantas que son una joyita. Concluyendo un poco creo que es una serie que funcionó como relleno a la espera de las producciones importantes de Marvel. Sirvió como entretenimiento de espera, casi como una música de ascensor. Algunos episodios fueron sumamente aburridos, pero otros muy buenos. Recomiendo verla, pero también debo decir que no es necesaria para la continuidad del Universo de Marvel, por lo que eso resta algunos puntos. Por Leandro Gioia Disponible en Disney+ Esta semana vimos la serie argentina “EL REINO”, protagonizada por el Chino Darín, Diego Peretti y Mercedes Morán. Esta super producción reinó las listas de tendencias en Netflix toda la semana pasada y les contamos por qué... La serie trata sobre Julio Clamens (Darín), un abogado que acompaña y asesora en su carrera política a los pastores evangélicos Emilio Vázquez Pena (Peretti) y su esposa Elena (Morán), que predican la palabra de Dios en su templo. La fidelidad de sus seguidores lleva al pastor a emprender una carrera en la política, lanzándose como candidato a vicepresidente. Todo cambia cuando uno de sus acólitos reformados comete un crimen inexplicable por lo que la fiscal Candia (Nancy Dupláa) comienza a escarbar los terribles secretos encubiertos por numerosos cómplices que deberán salir a la luz, sin importar el costo. Algunos de los que los encubren, además, lo usan en su beneficio, e incurren en el chantaje, asesinatos, persecuciones de inocentes, que si se salvan, es de milagro. La pregunta constante de esta serie es: ¿sabés en quién ponés tu devoción? La trama es muy original, y usa constantemente referencias a la realidad actual (y también de hace unos años) de Argentina. La historia se cuenta de una forma elegante y el ritmo del montaje va variando acorde a las situaciones que ocurren. A veces, puede notarse un dejo de storytelling estilo telenovela nacional, y esto se ve también en las actuaciones. Lejos de ser despectivo, es parte del valor de la serie. Lo único que tiende a quedar forzado son los modismos utilizados en algunos diálogos. Hay conversaciones vacías de emocionalidad, que no se sienten orgánicas, más allá del esfuerzo del actor por darles sentido y acomodarse a ellas. Esto le quita naturalidad al guion, y por más que el contenido es bueno, la forma de contarlo en ocasiones falla. De todas maneras, las actuaciones, dejando de lado los tecnicismos del storytelling, son buenas, generan lo que tienen que generar y lo importante es eso. La serie está llena de giros, algunos espectaculares e inesperados, y otros sumamente cliché, pero todos aprovechables y jugosos. Un aspecto digno de destacar es el elenco, y lo bien elegidos que están para cada rol. Se logra total inmersión, los ritmos de los diálogos son excelentes, las reacciones creíbles, y esto denota un excelente trabajo en la dirección. En algunos casos, a propósito se omiten detalles que refuerzan el drama más adelante, pero mientras tanto, vuelven inciertos a los personajes e inverosímiles a sus motivaciones; sin embargo, esto se acomoda a medida que avanza la serie, que toma un tinte cada vez más oscuro. La estética construye la historia y su simbología también. Los colores del vestuario van mutando a medida que los personajes se desarrollan, y eso es súper interesante. El uso de texturas, telas, iluminación y excelente manejo de cámara permite contar también la trama mediante lo que se ve. Se utilizan apropiadamente los recursos, y eso es algo satisfactorio de ver. La postproducción no es de lo mejor. El montaje, como dije antes, es bueno y la edición aporta positivamente. Sin embargo, el tratamiento del color es casi inexistente. Más allá de que es válida la decisión de que la paleta de colores se mantenga neutra con algunas variantes y poco contraste, la trama da para presionar eso. La neutralidad de la imagen le quita carácter. Por otro lado, el sonido ambiente está bien tratado, pero no así el de las voces actorales; muchos diálogos son inentendibles, más allá de la dicción del actor. Los subtítulos son casi obligatorios. Por más que parece que no, me encantó. Hacen falta más series como esta, que demuestra la potencia de nuestros profesionales audiovisuales y artísticos. ¡Ya espero ansiosa la segunda temporada! Por Carole Sang Disponible en Netflix "LOKI", la nueva serie del Universo de Marvel, llegó a las filas de Disney Plus, prometiendo ser memorable por su producción y por la importancia de la conjunción entre personajes y actores protagonistas. Luego de los sucesos de “Avengers: End Game” Loki es atrapado por la TVA (una asociación encargada de mantener ordenadas las líneas temporales). A partir de allí emprenderá una aventura donde deberá atrapar a una variante temporal de el mismo en diferentes realidades. La serie logra una atmósfera increíble. La gama de colores cálidos cuando Loki se encuentra dentro de las estructuras de la TVA se vuelven fríos cuando nuestro protagonista sale de ellas. Estos cambios de colores constantes dan indicio del desequilibrio entre el orden y el caos. Esta atmósfera es alimentada por una trama que acompaña a la perfección con sus idas y vueltas entre diferentes temporalidades. Si hablamos de las actuaciones tenemos que destacar principalmente la química que existe entre Tom Hiddleston y Owen Wilson. Ambos personajes se convierten en el descanso necesario entre tanta información. Nos ofrecen los diálogos más sensatos y divertidos de la serie. La conexión entre Loki y Sylvie nos otorga grandes momentos de ternura (raro de ver en estos personajes), esto también lo considero muy interesante. El misterio que existe alrededor de los que manejan la TVA es la mayor atracción de esta historia. Me gusta como la escala de dramatismo va subiendo a medida que llegamos al final de esta primera temporada. Hay un gran progreso de todos los personajes, un ascenso dramático que acompaña la redención de los diferentes protagonistas. Los episodios por momentos se vuelven demasiado explicativos y densos. Existe un estancamiento en los primeros episodios donde la serie no avanza y esto dispersa mucho al espectador. Por suerte en el episodio final vemos que finalmente esta historia vale la pena y mucho. Concluyendo esta review puedo decir que la serie cumple con las expectativas. Si entramos en comparaciones no estoy seguro de que sea la mejor serie del universo de Marvel pero sí puedo asegurar que es la más importante en cuanto a trascendencia sobre los hilos dramáticos de esta gran historia que construyó Kevin Feige y compañía. Loki logró instalarse en las filas de los grandes personajes de Disney/Marvel. Lo más satisfactorio es que tendremos una segunda temporada. Por Leandro Gioia Disponible en Disney+ Netflix estrenó la serie de drama y fantasía, “SWEET TOOTH”, producida por Susan y Robert Downey Jr., basada en un cómic de DC. La serie se ubica en un escenario post apocalíptico, en donde hubo una pandemia que arrasó con la sociedad y las formas de vivir que conocemos. Por otro lado, paralelamente a la aparición de una enfermedad tan letal, han aparecido los Híbridos, que son mezcla de humanos y animales. Gus, el protagonista, es casi todo humano, pero tiene cuernos y orejas de venado, además de una gran habilidad sensorial. Durante los 8 capítulos de esta primera temporada, trata de develar los secretos de su origen, con amigos que va conociendo en el camino y que lo ayudan a evitar a sus enemigos, quienes se hacen llamar los Últimos Hombres. Estos creen que los Híbridos son quienes originaron la pandemia, y que son alimañas; por tanto, los persiguen sin piedad. Desde el punto de vista de la historia y el guion, es ligeramente más lenta durante los primeros capítulos donde se van planteando las diferentes storylines (aparte de la principal, que corresponde a Gus). Todas son igualmente interesantes, y tienen en común que demuestran cómo se han organizado quienes quedaron después de la pandemia. Esa lentitud del principio se acelera repentinamente en los capítulos finales, y esto produce algunas fallas en el guion y en la interpretación de detalles importantes del pasado de algunos personajes. Sin embargo, el ritmo que adopta la serie, en su mayoría, es atractivo, y los pocos cabos sueltos no obstruyen el disfrute de la serie. La estabilidad y re ocurrencia de las storylines permiten que éstas se superpongan con libertad, sin producir huecos en la trama, y eso me parece magistral. Hay un buen uso del drama de principio a fin. Debo hacer una mención especial a la fotografía. Es sabido que la disponibilidad de las plataformas en todos los dispositivos ha cambiado nuestra forma de ver series o películas: el tamaño de la imagen puede ser pequeño, como en un celular, o grande, como en un proyector. Sin embargo, mi recomendación es ver Sweet Tooth en la pantalla más grande que encuentren. Las imágenes son bellas, enormes, llenas de naturaleza, y esto es algo que incrementa con el paso de los capítulos. Hay un buen uso de los colores y la iluminación. No encontré gran innovación en lo que es composición, ni uso de perspectivas diferentes, exceptuando por una o dos ocasiones, pero hay un gran aprovechamiento de paisajes reales, y eso es muy destacable. En lo personal, me encontré muy enfrascada en la historia más de una vez. Me costó ver algunos capítulos porque me di cuenta de que desarrollé una enorme empatía por Gus y sus similares y me preocupaba por ellos. Al ser simplemente niños, tienen esperanza, creen en la bondad y solo quieren jugar. Tienen una inocencia que sería difícil de creer en otra serie, con otros personajes. El gran logro de la dirección es que, como espectadores, nos identificamos con esos niños, que por tener algo diferente, son perseguidos. Nuestro niño interno, ese que quizás sufrió bullying en la escuela o perdió a alguien importante, encuentra catarsis en los personajes más inocentes y pequeños. El choque de éstos con sus enemigos significa una disrupción de la armonía, que es cruel pero necesaria para que exista justicia en el mundo. Ver esta serie es como crecer junto con los Híbridos, y dejar ir aspectos de nosotros mismos, así como ellos lo hacen, para avanzar en un mundo lleno de incertidumbre. En mi opinión, la serie cumple lo que promete y más. Además, al tener tan bellas imágenes naturales, es perfecta para ver en estos momentos, en que aún es prudente quedarnos en casa. Nos conecta con los instintos naturales, la supervivencia, y nos hace medir mejor las consecuencias de nuestros actos. Disfruté mucho de la historia y espero que haya una segunda temporada. Por Carole Sang Disponible en Netflix Netflix estrenó "HALSTON", apasionante miniserie de cinco episodios basada en una historia real, llena de moda, dinero, sexo y excentricidades. Nos muestra la vida de una de las primeras superestrellas de la moda estadounidense: el diseñador de sombreros Halston, interpretado por Ewan McGregor (The Big Fish, Trainspotting). Se cuenta cómo, a pesar de sus orígenes pueblerinos, con su creatividad única, gusto y habilidad con las telas, construye una marca que revoluciona las vidas de muchas personas, incluyendo la suya. Cuando el poder y el dinero llamaban a su puerta, cómo respondía Halston impactaba su futuro, el de la marca, y por lo tanto, en toda la industria de la moda... ya sea para bien o para mal. El director, Daniel Minahan, ya colaboró con Ryan Murphy en “El Asesinato De Gianni Versace” y ganó un Primetime Emmy en 2018 gracias a su trabajo. ¿Ocurrirá lo mismo en esta ocasión? Los capítulos se desarrollan de manera paulatina, cronológica, y van mostrando los diferentes hitos en la vida laboral y personal del protagonista. Como dije antes, cuenta con cinco episodios, que relatan mejor con lo imagenológico que con los diálogos. El casting es impecable, y sin embargo, algunas situaciones se sienten forzadas, sobre todo en el guion de los dos primeros capítulos. De todas maneras, se entiende qué se quiere transmitir. Muchas veces, tener capacidades extraordinarias en algún campo, significa estar compensando la dificultad en otro, y para Halston, desde el primer momento se establece que lo emocional, a veces, puede hacerle perder la perspectiva. La dirección actoral se esmera en lo interpretativo, que es por momentos el gran fuerte de la serie. El trabajo de Ewan McGregor no puede ser llamado de otra forma más que magistral, y además, Krysta Rodríguez como Liza Minnelli, es, por falta de mejores palabras: deslumbrante. Se sabe que el diseñador y la cantante fueron grandes amigos (no es spoiler si está en Wikipedia) y la química que logran en pantalla es inigualable. Es importante destacar el muy notorio y espectacular trabajo en la dirección de arte, con todo lo que es texturas y telas, y en la de fotografía, con el lenguaje de los colores. Los vestidos, el diseño de los ambientes, todo colabora para construir volumen y darle forma al universo que los personajes habitan. También es bello ver cómo estos se desenvuelven al manipular las telas, el diseño de las prendas y el uso de las orquídeas como objeto de inspiración. Me parece muy interesante la progresión y el trabajo que hay en los colores que viste el protagonista (y los que por momentos lo rodean en los ambientes que habita), que, por un lado, se corresponden con los registros fotográficos de la época, y, por el otro, anuncian de cierta manera cuál será el final, y donde está el peligro. Si tuviera que describir esta miniserie con una palabra sería “despiadada”. Cuenta la historia de una forma cruda, real, sin velos de misterio. De hecho, esto es un reflejo de la personalidad que es mostrada por el propio diseñador. La narración omnisciente deja poco a la imaginación, y apela al interés del espectador, casi morboso, que encuentra confort en saber que una celebridad de ese calibre, y con tantos logros, en realidad es un ser humano como cualquiera de nosotros, con debilidades, vicios y falencias. Me encantó. Esta miniserie es perfecta para mirar en un fin de semana de lluvia. Probablemente la vea de nuevo, para averiguar un poco más sobre todos los personajes y aprovecharé para seguir en Instagram a la gran revelación de la serie, Krysta Rodríguez (Mentira: ya lo hice). Por Carole Sang Disponible en Netflix Netflix apostó nuevamente por hacer una producción con protagonistas superhéroes. Esta vez adaptaron "JUPITER'S LEGACY", la obra de Mark Millar (creador de Civil War y Kick-Ass), que llega para competir contra las grandes series de las diferentes plataformas de streaming como "The Boys", "Invincible" y las de Disney-Marvel. Pero... ¿Está a la altura de estos gigantes? La historia narra los orígenes de los primeros héroes del mundo (Siglo XX), mientras que también muestra la actualidad de ellos y cómo deben convivir con los problemas del Siglo XXI. A su vez, también conocemos a la primera generación sucesora de sus poderes y vemos cómo se relacionan con los humanos. La serie es interesante desde el planteamiento inicial, donde recorremos los diferentes problemas sociales y culturales que desembocan en nuestra actualidad. Lo más atractivo es que vemos a los héroes teniendo adversidades comunes a los simples mortales: ansiedad, problemas psicológicos, luchas de poder, cambios socioculturales o adicciones. En cuanto a aspectos técnicos, la producción deja bastante que desear. Los efectos especiales son de una calidad estándar, los trajes lucen un poco infantiles y los superhumanos o monstruos se ven estéticamente muy inferiores a lo que estamos acostumbrados. Igualmente, considerando que está armada con un presupuesto televisivo, es entendible. La trama de cada uno de los personajes es interesante (destaco la de Chloe), pero les juega en contra que haya muchísimas historias que introducir y no logran terminar de profundizar en ninguna. El juego que se hace con los flashbacks es lo mejor de la serie. En todo momento vamos y venimos en el tiempo, entre el pasado que cuenta los orígenes y el presente con los problemas actuales. Esto es genial y le aporta cierto dinamismo a la trama. Netflix es experto en generarnos expectativa con sus productos, pero es eso mismo lo que a veces nos arruina la experiencia. En términos generales, se esperaba mucho más de esta producción, que dejó sabor a poco. Sin embargo, los últimos episodios fueron realmente buenos, lo que me hace pensar que estos héroes todavía no lograron explotar su enorme potencial. Por fortuna los volveremos a ver en una segunda temporada, con las esperanzas renovadas de que nos entreguen algo un tanto superior. Por Leandro Gioia Disponible en Netflix Un nuevo éxito español asoma en la cartelera de Netflix. “El Inocente”, esta miniserie de misterio de la que todos hablan, nos hará creer en las segundas oportunidades… o no. Mateo Vidal (Mario Casas) es un joven que hace nueve años, en una noche fallida, intercedió inocentemente en una pelea y terminó convirtiéndose en un asesino. Tras cumplir su condena se encuentra rehaciendo su vida. Su mujer, Olivia (Aura Garrido), está embarazada, y los dos están a punto de conseguir la casa de sus sueños. Una inexplicable llamada desde el móvil de Olivia desconcierta a Mateo, que comenzará una frenética carrera por descubrir la verdad. Al mismo tiempo, su inocencia será cuestionada de nuevo, esta vez por Lorena (Alexandra Jiménez), una inspectora de policía investigando la muerte de una monja. Desde esta premisa, y sin querer entrar en zona de spoilers, parte la serie. Si bien no parece un comienzo tan memorable, cumple su función y nos plantea preguntas que nos obligan a seguir viendo. El director, Oriol Paulo, ya supo jugar con nuestras cabezas con el film “Contratiempo” (2017. Disponible en Netflix) demostrándose un ávido conocedor del género y sorprendiéndonos con grandes giros en la trama. Esta no es la excepción. Desde el primer capítulo vamos adentrándonos en la cabeza de los personajes, sumergiéndonos en este laberinto de dudas, desaciertos y misterio. Por momentos no entendemos qué está sucediendo y esa es la carta que usa Paulo para mantenernos con la nariz pegada a la pantalla. Basado en la novela homónima de Harlan Coben, el guion se construye sólidamente dosificando la información al espectador. Cada capítulo es una pieza de un rompecabezas que no sabemos en qué terminará. Los personajes conducen el relato y en cada episodio nos muestran elementos de sus pasados, cambiando el foco de atención. El uso del narrador en segunda persona es de lo más destacable. Con este recurso se despega un poco de lo convencional y propone un nuevo punto de vista al que no estamos muy acostumbrados. El recientemente galardonado Mario Casas, quien ya es sinónimo de cine español, nos presenta un Mateo Vidal enigmático y atormentado, haciendo buen uso de los silencios y la violencia contenida. Más allá del impacto real individual que puedan tener en la trama, todos los actores y actrices del elenco suman una cuota de interés y cumplen en su labor. Mención especial para Alexandra Jiménez, quien hace con su interpretación que la detective pise igual de fuerte que Mateo. A pesar de todo, y al igual que su protagonista, la serie tiene sus claroscuros. El mundo por momentos se siente ficticio y la producción resalta opacando la crudeza de lo que se cuenta. Se nos presentan grandes decorados y personajes demasiado caracterizados que parecen salidos de otras películas y compiten en un código un tanto diferente. Se peca del alto presupuesto y con menos brillo y sin tanta puesta estilo hollywoodense, bastaría para abordar los temas que propone el guion y se lograría una conexión más real. Llegando al final, empieza a caer en lugares comunes propios del género y el desenlace se dilata innecesariamente. “El Inocente” nos entretiene sin ser del todo adictiva. En su búsqueda constante por sorprendernos con sus giros, lo logra pero a veces sacrificando un poco la credibilidad de lo que vemos. Sus ocho episodios de una hora no se sienten para nada largos y son ideales para maratonear con la frazada hasta el cuello. Por Matías Villanueva Disponible en Netflix “El internado: las cumbres” es una reversión de la serie original “El internado: Laguna negra”. Incluso existen varias referencias que nos pueden recordar los sucesos de la serie precursora de esta historia. La creadora de esta serie es Laura Belloso, quien ya habría trabajado anteriormente como guionista en dos tiras televisivas: “Los Serrano” y “Los hombres de Paco”. En esta oportunidad los alumnos del internado se ven sacudidos por la desaparición de uno de sus compañeros. Los amigos más cercanos de él irán hasta el fondo de la cuestión para descubrir que es lo que realmente sucedió. Esta producción hace una apuesta interesante al mostrar un escenario sombrío, oscuro y que por momentos puede causar terror. El suspenso está muy bien construido y va constantemente de la mano con lo paranormal. Es muy intensa, aunque por momentos se vuelve un poco absurda. Al principio avanza muy lentamente y la serie se vuelve un poco densa, pero sobre la final toma mucha fuerza. Finalmente, te quedas con ganas de ver mucho más. Las actuaciones están muy bien, sobre todo quiero destacar la interpretación del personaje Amaia Torres hecho por Asia Ortega que se lleva todas las luces. Lo que sí puedo decir, es que noto una cantidad exagerada de personajes secundarios, con subtramas que no aportan demasiado al hilo de la historia principal. Dentro de las pretensiones que se le pueden pedir a una serie de este calibre, está bastante lograda. En lo personal nunca vi “El Internado: Laguna Negra” pero igualmente siento que es un gran error compararlas porque los ambientes y ejes dramáticos tienen enfoques muy diferentes. El día que dejemos de comparar producciones, quizás seamos todos un poco más felices. A juzgar por el desenlace y por las características que nos presenta esta historia, es evidente que tendremos una segunda temporada. Presiento que se apostará por algo aún más fuerte y la develación de más secretos. Por Leandro Gioia Disponible en Amazon Prime Video |
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