SIN INTERVALOS
LADO B
Películas de culto, clásicos, cine off, independiente, rarezas, cosas distintas (y otras no tanto)
Películas de culto, clásicos, cine off, independiente, rarezas, cosas distintas (y otras no tanto)
Enigmática, horrenda, extraña, tomada de pelos, sublime, obra maestra. Todo tipo de calificativos ha recibido por parte del público y la crítica este tour de force dirigido por Leos Carax llamado HOLY MOTORS (2012). Hoy vamos a navegar las superficies de esta críptica película de culto dejándoles a Uds. el trabajo de sumergirse en sus profundidades.
La intervención frente a cámara del director al comienzo de la cinta fue consecuencia de una imagen que le resultó perturbadora: una sala de cine en plena proyección poblada de espectadores con los ojos cerrados. Esta idea, cuenta el propio Carax, referencia el plano final de THE CROWD (1928) de King Vidor, como también la novela DON JUAN de Ernst Theodor Amadeus. El actor Denis Lavant interpreta en esta cinta múltiples personajes. O, mejor dicho, interpreta a un actor que interpreta múltiples personajes. Dentro de ellos tenemos a Monsieur Merde (o Señor Mierda para estas latitudes), al que ya había dado vida en la película TOKYO! (2008) en la que también participaron directores como Michel Gondry y Bong Joon-ho. “No sé quién es el público. Es un grupo de gente que se va a morir. No me gustan las películas públicas, me gustan las películas privadas”. Respondió el director luego de que se le preguntara si al público le gustará ver una película tan rara. El nombre del personaje: Oscar. Hace referencia al propio director: LeOS CARax. Pero también puede ser una alusión a los premios de la academia. El film indica ser una metáfora del cine mismo y su industria. Aborda diversos géneros como el documental, ciencia ficción, drama, musical y thriller. Además, juega con distintos trabajos de cámara específicos como el cinema verité, slow motion, movimientos melodramáticos de cámara, cortes rápidos entre otros recursos cinematográficos. El propio Oscar hace referencias verbales sin mencionar la evidente profesión del protagonista entre otras observaciones. Pero como todo buen relato, este nos puede llevar a múltiples reflexiones. No deja de ser una analogía para la vida y aplica perfecto en estos tiempos pandémicos donde el arte está siendo el último orejón del tarro una vez más. Y tal vez al igual que Oscar, este actor que actúa para ningún público ni director, podremos responder: “¿qué es lo que te hace seguir? La belleza del acto”. Por Matías Asenjo
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