Aten sus cordones y corran al cine que llegó “AIR”, la nueva película de Ben Affleck sobre el comienzo de la revolucionaria asociación entre Nike y Michael Jordan. Al ritmo de “Born in the USA” se cuenta esta épica norteamericana sobre cómo un simple cazatalentos cambió la historia del marketing deportivo. Una gran apuesta que definió la carrera de un equipo poco convencional guiado por Sonny Vaccaro (Matt Damon), y que revolucionó la industria de la indumentaria y del deporte con un contrato sin precedentes al entonces novato Michael Jordan. Con guion de Alex Convery, la película cuenta con un elenco plagado de estrellas. Está protagonizada por Matt Damon (quien sostiene en gran parte a la cinta con su interpretación), Ben Affleck, Jason Bateman, Chris Messina, Marlon Wayans, Chris Tucker y Viola Davis. Todos habitan sus roles y aportan matices diferentes al relato. Confieso que de entrada había algo en la temática que no me terminaba de atraer, pero el metraje de casi 2 horas se me pasó volando. Con grandes intérpretes, un ritmo narrativo veloz y el soundtrack más ochentoso (y norteamericano) que existe, Ben Affleck luce nuevamente sus dotes de dirección. El film posee una estructura similar a los dramas deportivos que la anteceden (Me hizo acordar a Moneyball) y tiene cierto aire de aspiración a ser la “Jerry Maguire” de las nuevas generaciones (la historia juzgará si lo logra o no). A pesar de no tomar grandes riesgos, la cámara siempre se ubica en el lugar correcto y hay un minucioso trabajo de fotografía del enorme Robert Richardson. La dirección de arte juega un rol clave a la hora de transportarnos a la época. Dos decisiones que a mi parecer dan identidad al film evitando que se torne chato y genérico son: la utilización de imágenes reales de archivo que unen la acción y nos mantienen conectados con la cultura pop americana de los años 80 (gran secuencia de montaje en los créditos iniciales); y la decisión de no mostrar al gran protagonista de esta historia: Michael Jordan. Al basquetbolista lo imaginamos a través de la conexión con su madre (Viola Davis), quien conoce el valor del inmenso talento de su hijo y es quien negocia el contrato. “AIR” es entretenida e inteligente. Una oda al basquetbolista más grande de todos los tiempos y, por sobre todo, a la famosa marca de la pipa. Por Matías Villanueva
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Ya se estrenó “ASFIXIADOS”, una comedia dramática argentina dirigida por Luciano Podcaminski, protagonizada por Leonardo Sbaraglia y Julieta Díaz que intenta quitarnos el aliento… ¿Lo logra? Un matrimonio adinerado decide ir de viaje en el barco recién comprado por Nacho (Sbaraglia). Tanto éste como su esposa Lucía (Díaz) viven muy ocupados; sus vidas laborales los separa constantemente, por eso el viaje en yate parece una oportunidad para disfrutar de los frutos del trabajo de ambos, reencontrándose por medio del ocio. Ellos invitan, además, a un cercano amigo de él, Ramiro (Marco Antonio Caponi), que trae a su novia, Cleo (Zoe Hochbaum), que es una joven muy despreocupada y seductora. Ambas parejas conviven en medio del mar, aislados del resto del mundo, y con la posibilidad de desconectarse del trabajo que tanto los abruma en tierra. Sin embargo, Nacho está buscando la forma de producir una película, Lucía trata de decirle algo importante, y Ramiro no puede dejar que una situación financiera entre ellos empeore. ¿Podrán superar estas circunstancias tan incómodas o terminarán hundiéndose? El film es muy bello estéticamente. La dirección de arte es lo mejor. Está muy bien logrado el sentimiento de estar en un barco, que tiene espacios compartidos limitados, superficies elegantes, colores tranquilizantes. El vestuario aporta también, dando color al arco (y humor) de cada personaje. Los colores en pantalla recuerdan a películas como las de Wes Anderson por momentos, en donde la armonía y colores pastel predominan, y esto contrasta con las situaciones dramáticas que se sostienen. Por otro lado, es necesario comentar sobre el guion. Aparte de ciertos momentos ingeniosos, que no alcanzan a sostener al resto, no hay un hilo real en la historia que nos permita a los espectadores mantenernos interesados por la trama. Lo peor de todo es el final que queda demasiado inconcluso. Se intenta dar un cierre poético, romántico, quizás hasta apasionado, pero no deja que la audiencia se vaya conforme. Hay que agregar que ninguno de los personajes realmente crece o desarrolla una nueva habilidad para comunicarse con el otro, que era la principal dificultad del matrimonio. A pesar de tener un correcto trabajo de dirección (exceptuando el final), por momentos lo único que logra que la película funcione son los actores. Excelentes intérpretes, encuentran la manera de dar sentido a la historia y al estándar del género. Un aspecto técnico que no se destaca para nada es la fotografía. Aburridísima, como si fuera un comercial de yates. Un punto que hunde a este filme es la vagancia creativa al generar los efectos especiales. Los temporales que se escuchan no se ven, y viceversa. No tiene el menor sentido cómo se decidió construir las tormentas, no son verosímiles. Es lamentable, dado que se nota que hay abundancia de recursos, pero mal utilizados. Una película agradable a la vista, que podría estar mucho mejor. A pesar de sus puntos débiles, siempre da gusto ver que la industria nacional se mueve. Por Carole Sang |
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Abril 2023
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