Ya está disponible en Netflix “IMPERDONABLE” la nueva ficción protagonizada por Sandra Bullock y dirigida por Nora Fingscheidt. Un thriller que suena interesante en su premisa, pero deja que desear en la práctica. Luego de salir de la cárcel, Ruth Slater (Sandra Bullock) debe reinsertarse en una sociedad que se niega a olvidar sus crímenes. Tras ver frustrados sus intentos de progresar, su única esperanza es encontrar la hermana que dejó atrás. Es una obra que se le dificulta discernir qué información relevante transmitirnos. Toma al espectador de ingenuo, y necesita explicar todo permanentemente. Lo que sabemos y lo que no sobre la trama es crucial para este tipo de películas. Sin embargo, la directora comete el error de mostrar de más, no deja espacio alguno para las preguntas o las teorías que podríamos sobre lo que sucederá. Con un poco más de síntesis, el argumento hubiese funcionado perfectamente. La narrativa que utiliza su autora tiene ciertos puntos interesantes que hacen repuntar al filme, como restos del potencial que tiene el mismo. La premisa era muy buena y se partió de una idea cautivadora. Pero parece que, a la hora de llevar la idea al guión, hubo dificultades. El conflicto se enrosca demasiado, quiere contar todos los detalles en solo dos horas y no se enfoca en hacer progresar la trama de manera coherente. La primera mitad de la obra no encuentra un rumbo, no distingue cuál de todos los conflictos de la protagonista desarrollar. Cuando por fin se decide por la problemática principal a tratar, ya es demasiado tarde. Nos quedan demasiadas preguntas acerca de lo que vimos y ninguna respuesta, no porque el final sea abierto, simplemente porque la propia obra se olvida de sus conflictos. Hay demasiados personajes y poco desarrollo de cada uno. Ni siquiera la protagonista, Ruth Slater, tuvo alguna transformación recalcable. Es simplemente una sucesión de eventos con una vaga conexión entre ellos hacia un final. Sandra Bullock le da a su personaje una faceta interesante pero que no termina de cerrar, sin embargo, su actuación mejora cuando se escoge un rumbo específico para la trama y logra avanzar hacia una idea más clara de lo que se quería contar. “IMPERDONABLE” tenía un gran potencial, pero se perjudicó a sí misma queriendo sobre explicar sin dejar lugar para el misterio y las preguntas. No es específico del final del filme, sino una generalidad que se da desde el primer minuto. Por Felipe Benedetti Disponible en Netflix
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Hoy llegó a nosotros, a través de la pantalla grande y con la dirección de Dios mismo (Steven Spielberg) la remake de la icónica película de 1961 “WEST SIDE STORY”, traducida en Latinoamérica como “Amor Sin Barreras”. Según vimos en el tráiler, apuesta y promete mucho, pero, ¿cumple? La historia, basada en el amor trágico de Romeo y Julieta, cuenta cómo dos pandillas pelean constantemente por “orgullo” y territorio en una destruida Nueva York post Segunda Guerra Mundial. Cuando Tony (Ansel Elgort) y María (Rachel Zegler) se conocen, ninguno imagina los problemas que su amor desencadenará, debido a que cada uno pertenece, respectivamente, a dichas pandillas, llamadas “Jets” (integrada por descendientes europeos) y “Sharks” (que provienen de Puerto Rico). ¿Podrán estar juntos a pesar de las circunstancias? Esta versión plantea todo muy a lo grande; grandes escenarios, grandes coreografías, grandes grupos de bailarines y bailarinas, y un ambicioso guion técnico, con fotografía y edición mucho más ágil y dinámica que en 1961, obviamente, actualizando el ritmo de ésta a un público contemporáneo menos atento y más acelerado. Posee intensas referencias y planos similares a algunos de “La La Land”, que es un buen ejemplo del despliegue que puede lograr el Hollywood contemporáneo. Sin embargo, se asemeja mucho más al musical de Broadway original que a “West Side Story” hecha película. El casting es inmejorable. Spielberg apostó por que “María” sea interpretada por una desconocida talentosa (y encima, hija de latinos), y eso debe celebrarse, ya que todavía estamos lamentando la decisión opuesta en films musicales recientes como “La Bella y La Bestia”, en donde se eligió a Emma Watson para cantar… sin que supiera hacerlo. Rachel Zegler (Maria) es deslumbrante y sorprende por su corta edad. Logra mantener un delicado balance entre la madurez de su interpretación y la inocencia de su personaje. Por otro lado, Ansel Elgort (Tony) es la única cara conocida en la pantalla grande, ya que la mayoría de los demás actores en roles importantes son provenientes de la escena de Broadway. Este muchacho realmente nos deja con la boca abierta; sobre todo en su interpretación de la magnífica canción “María”, donde su timbre, entonación e interpretación transmiten una calidez indescriptible, sólo comparable con el amor adolescente. Otro rol que nos deja perplejos es el de “Anita”, interpretado por Ariana DeBose, que también es bastante nueva en el ambiente cinematográfico, ya que hasta 2019, mayoritariamente trabajó en Broadway. Hay que mencionar que otra apuesta de Spielberg para esta versión es sincerar el casting, y sacar el “white washing” presente en la anterior, donde los actores correspondientes a los puertorriqueños eran intérpretes blancos, maquillados para oscurecer su piel. Por otro lado, más allá de que se mantuvo la espectacular banda sonora compuesta por Bernstein, letrada por Sondheim, toda la coreografía es nueva, mucho más latina y menos “españolizada” o estereotipada a lo Carmen Miranda. Lo referente a estética, fotografía, iluminación, escenografía, vestuario, maquillaje, montaje y sonido, es impecable. Los arreglos orquestales dan escalofríos e impactan de forma emocional, directo en el “cora”. Lo único que uno podría mencionar es que, a pesar de que la historia está actualizada y sincerada lo más posible, y se ve fortalecido al personaje de María (y en general, a todas las mujeres), no maduró lo suficiente como para que el amor joven de Tony y María tenga sentido, y así, dar razón de ser al final del film, que permanece fantasioso, etéreo y trágico, de igual forma que su versión antecesora. De todas maneras, así se prefiere, con tal de que la banda sonora permanezca inmortal, luego del fallecimiento de Sondheim en noviembre de este año. Reseñar una película de este calibre es un honor, pero además, increíblemente difícil, debido a todo el trasfondo artístico que posee, los millones de fans en todo el mundo, las nuevas audiencias que vivirán esta historia como inédita, y por último, el hecho de que reúne a Hollywood con la escena musical de Broadway, nada menos. ¡Ampliamente recomendada para ver en el cine, en pantalla bien grande, y con buen sonido y volumen! Por Carole Sang Netflix lanzó su nueva apuesta de cara a la temporada de premios, “EL PODER DEL PERRO''. La directora del clásico del cine “La Lección de Piano”, Jane Campion, regresa con un western que sorprenderá a muchos. Una gran dirección y producción reviven un género que se ve cada vez menos en el cine, pero siempre que resurge demuestra que está más vivo que nunca. Los ganaderos Phil (Benedict Cumberbatch) y George Burbank (Jesse Plemons) son hermanos que se encuentran en una permanente tensión por sus diferencias. Todo empeora cuando George se casa con una viuda y empieza una vida con ella y su hijo, a los cuales Phil les hará la vida imposible. El filme se toma su tiempo para progresar, pone el foco en cada personaje y cuida sus desarrollos para dar coherencia a sus acciones. La directora no se apura en querer mostrarnos todo rápidamente y nos muestra cada personaje con lujo de detalle, logrando que nos metamos en sus conciencias y realicemos un profundo análisis psicológico de cada uno de ellos. Nos sumerge en un laberinto de pensamientos y de teorías sobre cómo avanzará la trama, mediante indicios muy sutiles sobre lo que realmente está sucediendo. No nos presenta nada como una obviedad, deja que reflexionemos y saquemos nuestras propias conclusiones de lo que sucede. Presenta una trama de alta complejidad, con un guión de base muy arriesgado y con muchos giros meticulosamente desarrollados. Crea una tensión permanente entre los personajes desde el primer minuto y no para hasta el final. La misma va aumentando lentamente y va tejiendo las relaciones entre los personajes. Quizás nos queden más preguntas que respuestas y debamos reflexionar varias horas sobre lo que vimos, logrando un filme cautivante. Teníamos dos grandes premisas que hacían creer que la banda sonora no podía fallar. “La Lección de Piano”, mencionada anteriormente, posee una musicalización muy distinta en estilo, pero igual de narrativa que la obra en cuestión. Desde un principio, entonces, asumimos que la cuestión sonora es importante para su autora. A su vez, está compuesta por el reconocido Jonny Greenwood (compositor de varias obras de Paul Thomas Anderson), que en esta ocasión logra dar con el ritmo y tensión necesarias. Lamentablemente nuevamente nos perdemos de ver una gran obra en cines masivos. Estamos quizás ante una de las grandes películas del año, con mucho que contar y narrar. Un western muy firme y con un gran contenido autoral, pero que no podremos ver en pantalla grande, como siempre nos acostumbró el género. Por Felipe Benedetti Llegó a los cines “REY RICHARD: UNA FAMILIA GANADORA”, una obra protagonizada por Will Smith sobre las legendarias tenistas Venus y Serena Williams. Richard Williams (Will Smith) entrena desde pequeñas a sus hijas para que se conviertan en las mejores tenistas del mundo. Enfrentándose a un contexto social y económico difícil, deberá encontrar alguien que crea en la capacidad de sus hijas. Por lo general las películas basadas en hechos reales son muy difíciles de realizar, más aún cuando se enfocan en un personaje famoso. La dificultad reside en encontrar el recorte del hecho que se quiere narrar y entender que se busca transmitir sobre una determinada historia de vida. En este aspecto el largometraje tiene su primer acierto. El enfoque está puesto en Richard y en su obsesión por cumplir su objetivo. Lo fácil hubiese sido mostrar el punto de vista de las hermanas Williams para provocar una fácil identificación del espectador con un personaje ya conocido. Pero el filme no toma este camino. Decide mostrarnos el descabellado objetivo del padre en un entorno que no lo favorece en lo absoluto. La obra se propone un objetivo muy difícil, pero a la vez correcto para cualquier ficción que busca contar una historia dejando algo especial al espectador. Plantea una reflexión en torno al ego del personaje principal, quien en su búsqueda se enfrenta a un contexto social, económico y racial que le sirven de obstáculos. Es una historia de superación, pero no cualquier superación. Tenemos un protagonista que deberá enfrentar una transformación extraordinaria para que su plan se cumpla: deberá comprender que a veces lo mejor es el cambio. Es en este punto donde quizás le cuesta a la obra encontrar un rumbo claro sobre lo que desea hacer con su personaje y no termina de definir algo concreto. Es el tercer largometraje de ficción del director Reinaldo Marcus Green y esta historia ya alcanzó un alto nivel narrativo. Los planos y encuadres tienen una gran carga emocional que van directo a lo que el filme quiere transmitir al espectador. Se manejan perfectamente los momentos de tensión emocional y deportiva, convirtiendo el tenis en un deporte cinematográfico Will Smith se transforma completamente en el personaje de Richard y su actuación es uno de los pilares del largometraje. Logra que empaticemos con el protagonista, por más que por momentos no estemos de acuerdo con su accionar, lo queremos ver triunfar y lograr su objetivo. Hay normalmente una gran dificultad en el cine al hacer actuar a menores de edad. Las actrices de Serena y Venus (Demi Singleton y Saniyya Sidney respectivamente) logran esta tarea y nos hacen meternos en la historia. “REY RICHARD” es una de las grandes películas del año. Logra superar las adversidades que siempre conllevan las historias basadas en hechos reales y nos cuenta una historia emocionante en la que, a pesar de ya saber el final, estamos permanentemente expectantes del mismo. Por Felipe Benedetti hecho histórico reconocido mundialmente que aún tiene un impacto significativo. Ridley Scott eligió la historia de la familia Gucci para realizar, “HOUSE OF GUCCI” esta nueva película basada en hechos reales… ¿Fue realmente todo lo que esperábamos? El film se destaca notablemente por sus estéticas tan espectaculares. Todo lo que vimos en el trailer en cuanto a ambientación y vestimentas se vuelve realidad. Una maestría de producción que apunta a llevarse algún premio Oscar. La trama avanza de manera lenta, pero esto hace que el desarrollo de los personajes sea más interesante. Los matices y cambios de personalidades llegan a notarse y disfrutarse gracias al tipo de narración pausada que eligió Ridley para su película. Las actuaciones están por encima de la media. Todos cubren sus papeles con excelencia. Al Pacino, Lady Gaga y Jeremy Irons son las interpretaciones que más me sorprendieron. El resto del cast está muy bien pero no siento que se hayan destacado por encima de los anteriormente nombrados. Jared Leto vuelve a tener un personaje que genera amores y odios, a mi particularmente me gustó, aunque es cierto que su sobreactuación satura un poco la pantalla. Para los que no conocen la historia es una gran película que los dejará reflexivos de los sucesos. Yo conocía los sucesos y aun así la disfruté muchísimo. No coincido con la crítica especializada, no es una película más, se nota desde la concepción artística el empeño que se le puso a la dirección y a las interpretaciones. Presiento que estará nominada a varios premios, es difícil que gane, pero sin dudas estará participando de las grandes galas de Hollywood. “HOUSE OF GUCCI” es una gran opción para disfrutar en el cine. La pantalla gigante siempre es la mejor opción, sobre todo cuando hay una superproducción de escenarios y vestuarios detrás de un relato histórico tan trascendental para el mundo occidental de la moda como lo fue el desenlace del clan Gucci. Por Leandro Gioia Se estrenó en cines “ENCANTO”, la nueva película familiar de Disney, llena de colores latinoamericanos, y música compuesta por Lin-Manuel Miranda. El film trata sobre Mirabel (Stephanie Beatriz) y su familia, conocidos como Los Madrigal, y liderados por una matriarca (María Cecilia Botero), la abuela de la protagonista. A cada descendiente, cuando cumple 5 años, se le manifiesta un don mágico, que, a medida que crecen, lo usan para ayudar a la familia o al pueblo. Este don es brindado por la magia de “la Casita”, que tiene vida y les otorga un refugio cálido desde la juventud de la Abuela. Sin embargo, Mirabel es la única de todos los nietos que no ha recibido un don sobrenatural. Durante la cinta, ella deberá descifrar por qué, y qué es lo que debilita la magia de la Casita. “Encanto” transpira creatividad y es una pieza absolutamente pintoresca. Aunque tenemos claro que los guiones de este tipo de películas suelen tener similitudes entre sí, se encuentran abundantes características distintivas, predominando las referencias a la cultura colombiana, dadas a partir de una poderosa investigación e inmersión en la región por parte de los productores y el compositor de las canciones, Miranda. Lo primero que se puede destacar es el uso de un lenguaje mezclado entre castellano e inglés, dando como resultado un spanglish auténtico. Los actores de voz correspondientes a los personajes tienen ascendencia latina, todos, sin excepción. Esto les brinda un acento auténtico, que impacta de una manera especial en el espectador hispanohablante. Además, un dato interesante es que la protagonista, Stephanie Beatriz, es nacida en Neuquén, Argentina, hija de un colombiano y una boliviana. Tenemos que sentarnos a hablar de la estética, un gran punto a favor: es cierto que presenta algunas similitudes con la de “Coco”, pero las separa la iluminación, las paletas de colores, los efectos tipo “bokeh”, la animación más estilizada, menos rústica; de hecho, en esto último, se asemeja a “Moana” y “Soul”, llevando la belleza a un nivel trascendental, invocada para contar una historia, justamente, trascendental. Otro punto muy a favor de este film es la música de Lin-Manuel Miranda, que es auténtica, elegante, y referencia bastante fielmente a la cultura que intenta replicar, aunque, sin perder el característico tono Disney pop, que la aclimata al género fílmico. Sin embargo, lo más bello que tiene esta película es que realmente pueden disfrutar tanto niños como adultos. El simbolismo que se maneja tiene una profundidad difícilmente alcanzable por las mentes infantiles, quienes, al ver la película, simplemente disfrutan de un cuento lleno de colores, encanto y canciones. Pero para nosotros, los que somos más grandes, es clara la presencia de tópicos delicados, como la salud mental, nuestro rol en la sociedad o en la familia, la presión por alcanzar ciertos estándares, la autoexigencia, la perseverancia, la colaboración de las comunidades y, lo más importante, la puesta de límites ante cosas de cualquier índole que nos hagan daño. Poder contar ambos planos de profundidad, y a la vez, conmovernos, hacernos reír, querer bailar, emocionar; esa es la magia del cine. Uno puede encontrarse a sí mismo en cualquiera de los personajes, que son absolutamente entrañables, y todos tienen una historia diferente. Hace años que Disney viene rompiéndola con las películas de animación, y no queda más que recomendar con carácter de urgencia que vayan a verla, ¡sin importar qué edad tengan! Por Carole Sang El jueves se estrena “ASALTO A LA CASA DE LA MONEDA” la nueva obra de Jaume Balagueró, el director de la aclamada película “REC”. Una Heist Movie que peca de caer en los clichés del género, pero cuando logra salirse de lo que ya hemos visto incontables veces, alcanza un alto nivel de drama y suspenso. Cuenta con un prestigioso reparto protagonizado por Freddie Highmore, con la participación de Àstrid Bergès-Frisbey y Liam Cunningham. Thom Laybrick (Freddie Highmore), un ingeniero prodigio, es reclutado para descubrir cómo asaltar una compleja bóveda en el Banco de España. El objetivo es robar una reliquia custodiada con máxima seguridad. En los últimos años se puso de moda la ficción de asaltos y robos, pasando por el furor de lo que fue la serie “La Casa de Papel”. Hablamos de un terreno ya explorado ampliamente en el cine. Los géneros siempre funcionaron como guía para el espectador y los realizadores para enmarcar una ficción, pero cada autor pone su sello y su distinción a la misma. Últimamente los géneros son utilizados como fórmulas para el éxito en taquilla y el público, cayendo en la repetitividad y abuso de los recursos. “ASALTO A LA CASA DE LA MONEDA” utiliza permanentemente estos recursos y fórmulas. Se siente como si ya hubiésemos visto esta idea en otra parte, no resulta original. La historia del joven prodigio que resuelve un asalto imposible ya se repitió demasiado en el cine. Cuando el largometraje de Jaume Balagueró logra salirse de las normas establecidas, sumergiéndose en nuevos puntos de vista y modos de narrar, alcanza su punto más alto. La dirección hace un buen trabajo encontrando un estilo adecuado en aquellos momentos en los que la historia decide salirse de lo convencional, pero le cuesta encontrar su huella narrativa cuando esto no sucede. Aquí la narración es simple y no muy rebuscada en contarnos algo nuevo a lo que ya habíamos visto. Es el propio guion el que hace que la obra se torne genérica. Su gran defecto son los personajes y su caracterización. Los mismos no poseen matices o un desarrollo muy amplio durante la trama. Son siempre los mismos de principio a fin. Si hay algún cambio en ellos es casi imperceptible e irrelevante. Se recurre permanentemente a giros de guion muy básicos y predecibles. El actor principal, Liam Cunningham, parece estar pobremente dirigido. Su actuación es superficial y no logra que siquiera empaticemos con el personaje. Por su parte, la fotografía y el montaje destacan por sobre los otros ámbitos. La iluminación sabe transmitirnos la clandestinidad y drama de la situación. Así como el montaje maneja un ritmo muy acelerado y tensionante, siendo consciente de la temática que trata. “ASALTO LA CASA DE LA MONEDA” es un filme que dejará satisfecho a aquellos que simpaticen con el género, pero dejará sabor a poco si se buscaba algo distinto. La película funciona y es consciente de lo que quiere contar, pero un poco reiterativa en las formas. Por Felipe Benedetti EL PERRO QUE NO CALLA. Ese animal llamado humano según Ana Katz. Sebastián tiene varios trabajos temporales y abraza el amor cada vez que encuentra una oportunidad. Su transformación se retrata en un mundo cambiante y en el que puede producirse un apocalipsis. Sensible es este nuevo film de esta excelente directora argentina. Una fotografía que se siente trabajada con atención y delicadeza para retratar los sucesos que atraviesa este protagonista interpretado por su propio hermano, Daniel Katz, acentuando este carácter artesanal y propio que propone la cinta. Y es que, si bien completan el elenco nombres de la talla de Carlos Portaluppi y Julieta Zylberberg, todo estará centrado en Sebastián. Este personaje que todo lo acepta, que a todo se adapta o, como diría Alexander Pope “acepta todas las plegarias y renuncia a todos los deseos”. Todo bajo un blanco y negro que por momentos hace más desolador y sentido el relato. Un humor de situación y la mezcla de animación en un momento particular son algunos de los recursos que le calzan de maravilla a la cinta dándole aire y un sello propio. Pero el giro premonitorio que contiene la película es uno de los grandes llamativos que capta la atención de los transeúntes y es que realmente impacta. No voy a detallar demasiado para quienes no hayan visto nada aún pero considerar que esta historia fue filmada antes de la pandemia pareciera a primera impresión digno de una vidente. Una película contemplativa, reflexiva, que retrata la capacidad humana de adaptarse y nos invita por lo tanto a detenernos y pensar. Eso que a veces nos falta: detenernos. Pensar. Por Matías Asenjo Se estrenó en cines y en Netflix la esperada película de acción “ALERTA ROJA”, con las explosivas interpretaciones de Gal Gadot, Dwayne Johnson y Ryan Reynolds. ¡Advertencia, véanla! El film trata sobre una competencia interminable entre dos ladrones (Gadot, Reynolds) por la posesión de tres reliquias egipcias muy valiosas y antiguas, y, además, la persecución por parte de un agente del FBI (Johnson), que trabaja en conjunto con la Interpol y los persigue por todo el globo. El mayor valor de entregar estos tesoros a una familia rica de Egipto no serían los objetos en sí, sino el hecho de que estuvieran juntos, reunidos por primera vez en mil años. Es una típica película de robos y persecuciones, con algunos giros “inesperados”, totalmente esperados. ¿Funciona? Totalmente; la película es un manual de cómo usar clichés para que sirvan a la historia y la enriquezcan, en vez de degradarla. Sin embargo, ver tantos recursos narrativos ya vistos, agolpados nuevamente, esforzándose en agradar, impactar y convencer, se siente muy manipulador para el espectador. La mezcla de referencias y giros suman al perfil pochoclero de la pieza audiovisual. Los tres actores tienen una dinámica grupal muy interesante que enriquece la forma de contar la historia. Más allá de un guion algo obvio, predecible y sobre-explicativo, las interpretaciones ayudan a que nos involucremos, nos atraen, ya que tienen una gran química en pantalla. Sobre todo, hablando de Johnson y Reynolds. Un aspecto sumamente destacable es la calidad del material visual. La cámara está manejada de una forma magistral. La película entera es una clase de cómo captar la atención visualmente, cómo impactar mediante contrastes y colores, cómo enfocar los coreografiados movimientos de los actores. Más allá de que las escenas de lucha cuerpo a cuerpo no cuentan con una edición y montaje que ayude a construir su credibilidad, la fotografía es impecable, la producción y habilidad técnica con respecto al desarrollo en pantalla de la historia son los puntos fuertes de la película. Otro aspecto destacable de la trama es que recorre todo el mundo. Muestra diferentes paisajes, viaja por Europa, África, América del Sur, de una forma sumamente atractiva e inusual para una producción destinada a plataforma de streaming, que, por lo general, suelen contar con imágenes optimizadas para pantallas más pequeñas, planos más cercanos, y tomas de cámara que sean disfrutables en un celular o tablet. Advertencia: es una película sumamente superficial, sin ningún tipo de análisis ni profundidad. Pochoclera y familiar, es perfecta para verla sin prestarle demasiada atención. Para ser lo que es, visualmente es una maravilla, y súper divertida. En mi opinión personal, disfruté muchísimo de la performance de Ryan Reynolds y la presencia de Gal Gadot como femme fatale. Por Carole Sang La Crónica Francesa. El plato más extremo de este sofisticado chef llamado Wes Anderson. Se ambienta en la redacción de un periódico americano en una ciudad francesa ficticia del siglo XX y da vida a una colección de historias publicadas en la revista homónima, “The French Dispatch”. Pocos directores son tan identificables en su obra como Wes Anderson. Basta una sola imagen para adivinar rápidamente quién está detrás de la creación. Cine de autor. Ese término que se popularizó a partir de la nouvelle vague francesa allá por finales del ‘50. Y es que esta cinta nos presenta al Wes Anderson más exagerado en términos de su propio estilo. Destaquemos aquí algunos ingredientes de esta sabrosa receta: Belleza visual. La composición de la imagen, la simetría, el montaje, la(s) paleta(s) de colores. Esa marcada estética está más presente que nunca. Un festín a los ojos, una película que por momentos me invitaba a olvidarme del relato para dejarme llevar por esos cuadros con exquisito movimiento. Un elenco, que más que elenco pareciera un dream team actoral. Un desfile de actores y actrices de lujo que hasta el final del film no cesan de aparecer. Algunos personajes con más desarrollo, algunos donde el relato permite que los disfrutemos más que a otros, pero este primer nivel interpretativo sumado al excelente clima que el director genera en los rodajes no falla. Un humor esencialmente sostenido en el gag visual y la música que termina por acompañar de buena manera esta danza de la cinematografía con un estilo más que acertado. Quizás aquello que modestamente podría reprocharle es el exceso. Derrocha. Tanto que termina dejando la historia en un segundo plano. Y lejos están mis intenciones de juzgar su estilo, su carácter de autor que ha sido la esencial crítica recibida. ¿De eso no se trata el arte? ¿De tener una voz, un estilo, una marca? ¿Un pintor o una banda de música acaso no te cautivan por realzar su esencia? Celebro su estilo pero considero que en esta oportunidad los elementos resultan un tanto desbalanceados. No está esa empatía en sus personajes, esa historia que cautiva, ese sabor a nostalgia que sí hemos visto en otros trabajos. Pero no deja de ser a fin de cuentas una gran película de un gran director. Por tanto, si te gusta su estilo sugiero que no te pierdas la experiencia de verla en cine. Si no sos muy adepto a su estilo esta no es la cinta que hará cambiarte de parecer. Por Matías Asenjo |
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Abril 2023
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