El viernes pasado Camila Cabello nos dejó su zapatito de cristal en Amazon Prime Video, donde se estrenó “CENICIENTA”, una nueva adaptación del clásico, llena de música y nuevos planteos. Todos conocemos la historia de Cenicienta. Ella (Cabello) ha sido acogida por su madrastra y sus dos hermanastras, y se encarga de todas las tareas de la casa, pero no sólo hace eso, sino que, además, desea emprender un negocio como modista y valerse por sí misma. Ante la noticia de que el Príncipe organiza un baile para conocer a su próxima esposa, todo el pueblo se alista para ir con sus mejores prendas, por lo tanto, la protagonista no puede dejar ir la oportunidad única de deslumbrarlo, pero para ello tendrá que superar todos los obstáculos que su madrastra y el Reino pondrán en su camino. El guion es jovial y lleno de frescura, sumándole a eso las adecuadas interpretaciones de los actores. Cabello se destaca, por supuesto, debido a su asombrosa y emotiva voz, tanto en los temas propios de la película como en aquellos que son ‘covers’ y fusiones (conocidos como ‘mash-ups’). Aunque es cierto que el papel es perfecto para Camila, hay escenas en donde su interpretación da justo en el blanco, y otras en donde realmente no transmite nada. Esa inconsistencia, sin embargo, no daña necesariamente el resultado final. Cenicienta se vuelve un personaje entrañable y uno empatiza con ella. El príncipe es una figura muy carismática y canta excepcionalmente, y lo mismo sucede con la fabulosa Hada Madrina, que salva todo el film. La reinterpretación de la historia es interesante y actual. La trama se mantiene entretenida durante casi toda su duración, excepto al principio, en donde es tediosa la presentación musical de los personajes. El clima que se genera es casero, humilde, y a veces pomposo y exuberante. Esos contrastes atraen la atención del espectador y vuelven absorbente a la historia. El ensamble y los arreglos de las canciones son agradables, y se nota un gran trabajo en la producción de sonido. Visualmente, la composición y los colores logran una imagen pintoresca e inclusiva - tanto en lo referido a vestuario y escenografía como a pieles y caras -. Sin embargo, la confección de los vestidos, y las texturas que estos generan, son decepcionantes, dando un aspecto caricaturesco que no coincide con el ambiente. O sea, de lejos se ve bien, pero al mirar el detalle, el film pierde elegancia. Las partes más técnicas, como la fotografía, iluminación y postproducción, además, no ayudan, ya que al trabajarse con luz plena y difusa, sin contrastes lumínicos, cualquier textura que valga la pena, se pierde, y la saturación excesiva de la paleta de colores ridiculiza un buen trabajo de dirección de arte (mal ejecutado por vestuario). Lo más destacable es cómo se encaran problemáticas muy actuales, como la igualdad de género en ambientes laborales, las expectativas que se tienen (o tenían) por los roles designados por la sociedad para los hombres y las mujeres, el clasismo y la consciencia de clase, la masculinidad tóxica, y hasta la expresión auténtica de la identidad de uno mismo, mediante moda, peinado, maquillaje o trabajo, sin remordimientos ni tabúes. Eso se ve claramente con la escena del Hada Madrina, que nos deja boquiabiertos (para bien). Para mí, más allá de haber disfrutado la música, no fue una película memorable: no más que un buen capítulo de Glee, la serie.”Cenicienta” es un ‘fan service’ para aquellos que siguen a Camila Cabello, que es un público joven (o infantil) y desentendido de estos detalles. Desde ese punto de vista, no es una película mala, pero si no sos de esa audiencia, preferible pasarla de largo. Por Carole Sang Disponible en Amazon Prime
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